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No aprendemos más…un clásico que terminó con incidentes



Cuando terminó el partido en la zona de vestuarios se vivió un verdadero escándalo. Con las revoluciones a mil y con el resultado consumado, un particular (que nada tenía que hacer ahí) golpeó a un jugador del “Gallego”. Esa acción irresponsable eclosionó en una batalla campal en el que todos los protagonistas se trenzaron en una gresca sin sentido.

El excesivo festejo del empate sobre el final y todo lo que se jugaba hicieron que terceros tomaran partido y que le sumaran un nuevo lunar a este fútbol bolivarense tan deteriorado. Una muestra más de que la policía tiene que estar presente (desde hace años, la comisaria no presta el servicio en los cotejos de la LPF), ya que la seguridad privada se vio superada y se vivieron minutos de tensión en donde las escenas de pugilato fueron moneda corriente.

Hay que responsabilizar a los protagonistas, que tendrían que entender que somos todos vecinos y que no se está jugando la final del Mundial. Se deben replantear muchas cosas, todos los que estamos involucrados en esto queremos que la gente vuelva a la cancha, pero con espectáculos como los de ayer, ese deseo se esfuma con sobrados motivos. Basta de boicotearnos a nosotros mismos, de quitarle brillo a una fiesta y de intentar maquillar cosas que son nada más y nada menos que hechos.

Estamos en vísperas de lo que podría ser un séptimo clásico (en el caso de que terminen empatados en la zona, se jugaría un desempate), con este contexto y antecedente hay que poner las barbas en remojo y ajustar los tornillos que claramente están flojos. Los periodistas estamos para contar lo que pasó, no para tomar partido ni ser permisivos.

Fuente. Diario La Mañana/Pablo Pequi