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Consideraciones sobre el oficio de Director Técnico



Independientemente de lo que se haga y de la calidad del trabajo, uno siempre está solo.

Se tienen muchos amigos en las victorias y muchos menos en las derrotas. El técnico tiene que pensar por y para los otros.

Sean lo que sean no imaginen a ningún jugador; rescaten lo mejor de cada uno pero sean ustedes. No deberá el entrenador mostrar una especial simpatía por el buen jugador. Es muy difícil estar preparado para la crítica adversa, pero debemos tener autocritica. Muy frecuentemente se culpa al juez de los propios errores. Generalmente los entrenadores que echan la culpa al árbitro atiestan debilidad interna.

Los entrenadores y los equipos deben facilitar el trabajo de los periodistas, a quienes yo dividiría en tres grupos.
1. Los que informan
2. Los que saben y les interesa aprender
3. Los que están detrás del chisme y el escándalo

Jerarquicen la planificación. Nadie puede trabajar en la improvisación. No hay que exagerar tampoco ni un extremo ni el otro. Ni una montaña de papeles, ni un papelito en el bolsillo. Una planificación es encontrar el equilibrio entre la teoría y la práctica.

El que no tiene grandes estudios debe transformarse en un autodidacta, informarse, preguntar. No se habla de lo que no se sabe. Escuchar algo y saberlo son dos cosas muy distintas.

El técnico puede decir “SI YA LO SE”, y en realidad solo escuchó el concepto. Así no sirve. Haber escuchado hablar de satélites no significa saber cómo funcionan ni como están hechos.

Los directores técnicos, sean jóvenes o adultos, tienen la necesidad de estar siempre actualizados.

Gerardo Salorio