Dejame seguir soñando
Con su entrega. Con los de experiencia. Con los pibes. Maderense va, y hace ruido. Y ruido del grande. Defensores fue a una fiesta. Maderense a jugar una final. Conclusión habrá tercer partido. Ya dio cuenta de que se pudo recuperar más de una vez, y en esta oportunidad no fue la excepción. El albiverde era contracción al trabajo, y Defensores estaba nervioso, cometiendo varias infracciones. Jorda y Lucero fueron sobre Tolosa, cuando el arquero recibió un pase de Ortellado. Primero evitó el tiro de esquina; después quiso gambetear al mediocampista. Jorda robó el balón, y empujó la pelota al fondo de la red.
Pasaron un par de minutos y Defensores tiró todo su potencial. Colombano desbordaba y Naser con Fernández estaban siempre ahí, a punto de anotar. Pero esta vez no apareció Calandria, sino que 1, 2, 3,4 y 5 veces el que respondió fue Cristian Gutiérrez. En la línea, de chilena, de cabeza, siempre apareció el central, para evitar la caída de su arco.
Pero el local fue, y luego de un nuevo centro, apareció Naser y de cabeza empató. Todo volvía a la normalidad pensó Defensores. Pero no. La respuesta fue letal. Pelotazo largo, Lucero en diagonal le ganó a los centrales, y gol. 2 a 1, y al complemento.
Si en los primeros 45´, por lo sucedido, Defensores mereció algo más; por lo hecho en el complemento, la visita justifico la victoria. Algún arranque de Naser, y un nuevo centro cruzado de Colombano que Fernández y el “11”, no pudieron capitalizar fue lo más peligroso del azulgrana ante tres buenas jugadas de cara al gol de Maderense en los primeros diez minutos. Después, cerró espacios, y creció la figura de Bagatto. El juvenil de 17 años, parecía tener 300 partidos en primera. Primero le hizo incómodo el partido a Soria, y después jugó. El capitán, con Jorda y la amenaza de Lucero, eran el sostén de juego de Maderense, que tenía a Gutiérrez como garante. Después, un equipo que jugó con el temple necesario, no paso sobresaltos y manejo los tiempos del partido.
Después de Calaveras, se escribió: “Maderense, el sueño de los Humildes”. Hoy, jugadores, hinchas y dirigentes señalan: “Dejame seguir soñando”.