#Futbol

Dejame seguir soñando

Lucero bajó el balón con su pierna derecha, y dentro del área grande sacó un potente zurdazo que se coló en el ángulo derecho de Hugo Tolosa. El delantero, que lleva la “9”, en la espalda, empezó una loca carrera de cara a su gente, y regaló una “pirueta”, tan soberbia como el gol, para festejar el tanto con su público, más todos los compañeros que hicieron una pila humana. Maderense, al minuto 43 del primer tiempo daba un golpe de K. Out. El albiverde, era festejo, en un caluroso y sorprendido Alberto Irigoyen. Entre cientos de gritos, y lágrimas, el conjunto de la localidad empezaba a contar su historia.

Con su entrega. Con los de experiencia. Con los pibes. Maderense va, y hace ruido. Y ruido del grande. Defensores fue a una fiesta. Maderense a jugar una final. Conclusión habrá tercer partido. Ya dio cuenta de que se pudo recuperar más de una vez, y en esta oportunidad no fue la excepción. El albiverde era contracción al trabajo, y Defensores estaba nervioso, cometiendo varias infracciones. Jorda y Lucero fueron sobre Tolosa, cuando el arquero recibió un pase de Ortellado. Primero evitó el tiro de esquina; después quiso gambetear al mediocampista. Jorda robó el balón, y empujó la pelota al fondo de la red.

Pasaron un par de minutos y Defensores tiró todo su potencial. Colombano desbordaba y Naser con Fernández estaban siempre ahí, a punto de anotar. Pero esta vez no apareció Calandria, sino que 1, 2, 3,4 y 5 veces el que respondió fue Cristian Gutiérrez. En la línea, de chilena, de cabeza, siempre apareció el central, para evitar la caída de su arco.

Pero el local fue, y luego de un nuevo centro, apareció Naser y de cabeza empató. Todo volvía a la normalidad pensó Defensores. Pero no. La respuesta fue letal. Pelotazo largo, Lucero en diagonal le ganó a los centrales, y gol. 2 a 1, y al complemento.

Si en los primeros 45´, por lo sucedido, Defensores mereció algo más; por lo hecho en el complemento, la visita justifico la victoria. Algún arranque de Naser, y un nuevo centro cruzado de Colombano que Fernández y el “11”, no pudieron capitalizar fue lo más peligroso del azulgrana ante tres buenas jugadas de cara al gol de Maderense en los primeros diez minutos. Después, cerró espacios, y creció la figura de Bagatto. El juvenil de 17 años, parecía tener 300 partidos en primera. Primero le hizo incómodo el partido a Soria, y después jugó. El capitán, con Jorda y la amenaza de Lucero, eran el sostén de juego de Maderense, que tenía a Gutiérrez como garante. Después, un equipo que jugó con el temple necesario, no paso sobresaltos y manejo los tiempos del partido.

Después de Calaveras, se escribió: “Maderense, el sueño de los Humildes”. Hoy, jugadores, hinchas y dirigentes señalan: “Dejame seguir soñando”.