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El campeón sigue siendo el campeón



No era un partido más. No fue un partido más. Más allá de las frases de compromisos y políticamente correctas, se sabía, y sabían, que Estudiantes y Defensores no iba a ser un encuentro más. Desde que los pases de Soria-Colombano-Naser se confirmaron, y desde que el fixture marcó la fecha cinco en el cruce de ambos equipos, el ambiente futbolero comenzó a esperar el encuentro. Por las razones que cada uno quiera ponerle, lo concreto que hasta el momento fue el partido del torneo. Y en “ese” partido del torneo, Defensores fue muy superior a Estudiantes. El 4 a 1 final lo refleja. Por actitud, por entrega, por ganas, pero por sobre todas las cosas por alma y juego.

Un gran marco de público, y un partido intenso, pero con pasajes de muy buen fútbol. Desde dibujos y conceptos similares. Con dos líneas de cuatro, y dos puntas. A esa variante Defensores sumaba Ortellado al medio y en el local, Viceconte desde su pegada marcaba “el tempo” de Estudiantes.

Negri encontró un hueco por izquierda a espaldas de Zanabria y Mena, y luego de un pase exquisito de Naser, estableció con un zurdazo cruzado la apertura del marcador. Iban seis minutos y todo era albinegro dentro del clima tenso de adentro de la cancha, con unos pocos saludos de compromisos. De a poco Defensores, con la figura de Velázquez, comenzó a crecer. Presionó más arriba y adelantó las líneas. Así fue que recuperó un balón por derecha y luego de un zurdazo, en el que Moran dio una floja respuesta, Rivas estableció el empate. Podría haber aumentado Estudiantes, pero Defensores siguió dándole vértigo a la marca y las acciones comenzaron a aparecer con más asiduidad en el arco local.

El complemento potencio esa idea. Zanabria rompió el travesaño, Amoroso fue con el codo demasiado arriba sobre Cañete, y en el tiro libre Velázquez cambio por gol. Uno menos y uno abajo. Mucho para Estudiantes en muy poco. Golpe de K.out, dos minutos más tarde con gol de Borges.

Con mucho por jugar la sensación en la cancha era de partido resuelto. Pascual y un tiro libre que se perdió cerca, y alguna contra de Defensores que desperdicio, mantenían la adrenalina del encuentro. El 4 a 1 señaló la diferencia con que uno y otro jugaron. Estudiantes no tuvo reacción ante la adversidad. Defensores, los “viejos” jugadores azulgranas, en ese “duelo” futbolero, que podía existir tenían una premisa: mostrar que los campeones eran ellos. Con valores que estuvieron todos por encima de siete puntos, Ortellado mostró temple y seriedad; Mayoz y Rivas juego; Zanabria y Mena, marca y equilibrio. Velázquez, “donde” jugar el partido.

Carinci de buen partido dijo basta. Galeano salió “despedido” a esperar a sus jugadores en el codo, donde los visitantes dejan el campo de juego. Habían pasado 90 minutos de un partido que no era y no fue uno más. A esa altura de la tarde, ya no habían quedado dudas. El campeón sigue siendo el campeón.