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Apellido con Historia



La Copa América de 1979 quizá sea una de las menos recordadas por los argentinos. Eran tiempos donde no se jugaba en sede fija sino que cada uno hacia de local en su propio país. La gloriosa albiceleste, con un plantel cargado de jugadores a prueba, no fue a revalidar su título mundial del año anterior y quedó rápidamente al margen al culminar en el tercer lugar de un grupo de tres, detrás de Brasil (clasificado) y Bolivia.

La copa terminó llevándosela Paraguay con una rica plantilla de futbolistas, varios de ellos integrantes del Olimpia que acababa de ganarle la final de la Libertadores de Boca, y buenos juveniles que habían cumplido una notable labor en el sudamericano de ese año, donde la escuadra guaraní quedó tercera detrás del Uruguay de Rubén Paz y de la Argentina de Maradona.

¿Por qué recordé aquella copa? Por los dos hombres de punta del campeón: la famosa dupla: Milcíades Morel y Eugenio Morel, siendo éste último el padre del reconocido futbolista Claudio Marcelo Morel Rodríguez, a quien vi el pasado domingo en el estadio de Defensores del Este luciendo la casaca de Maderense en el encuentro semifinal de la “Copa de Campeones” que organizó la Liga en el presente otoño.

Eugenio, llegó a la Argentina con apenas tenía 7 años y debutó oficialmente en Racing Club en 1970, pasando luego a Talleres de Remedios de Escalada en la primera B. Volvió a Paraguay para jugar en Libertad y retornó a la Argentina en los ’80 tiempo en actuó en Argentinos Juniors y San Lorenzo. Dejó la imagen de un puntero rápido y habilidoso, que tuvo el halago de ganar la Copa América de 1979 con la selección de su país. Para entonces, Claudio, nacido en el ’78 en la capital paraguaya, tenía apenas un año.

A Claudio, por su parte, le tocó afincarse en nuestro país cuando solo tenía tres años, por lo que al llegar a la edad suficiente, se incorporó al fútbol de su tierra de residencia. Naturalmente que San Lorenzo fue el destino común de padre e hijo. La franja izquierda que transitó Eugenio en ataque, fue la misma que recorrió Claudio en defensa a partir de 1998 en que debutó en primera. Un año después alcanzó la gloria de convertir el gol del triunfo de San Lorenzo sobre Boca Juniors en la mítica Bombonera.
Varios títulos con el azulgrana hasta 2003 y otra gran campaña en Boca Juniors a partir del año siguiente con nuevos lauros nacionales e internacionales.

Un pase por el fútbol español en 2010 jugando para Deportivo La Coruña y el honor de jugar un Mundial, en este caso el de Sudáfrica de ese mismo año, con buena actuación del seleccionado guaraní que fue eliminado en Cuartos de Final por quién terminaría siendo el campeón: España.
Argentina lo recibió nuevamente en 2012 cuando fue fichado por Independiente, tiempo de sensaciones encontradas que van desde el lamentado descenso hasta la alegría del rápido retorno a primera.

El Torneo Federal B lo tuvo como protagonista defendiendo los colores del Club Sarmiento de Leones, Córdoba, y ahora, en una nueva escala de su dilatada carrera ha llegado a Maderense para jugar durante la presente temporada en la Liga Pehuajense.

No es el primer paraguayo en actuar en esta Liga. Víctor Amarilla Barrios en los ’70 y Víctor Argüello en los ’80 son dos ejemplos de quienes lo precedieron. Tampoco es el único paraguayo en la actualidad, porque Cristian Brites, de Atlético Urdampilleta es otro compatriota suyo que, seguramente, jugará en la presente temporada. Sin embargo, Claudio Morel Rodríguez es el primer extranjero profesional que pisa nuestras canchas con tantos títulos nacionales e internacionales, y el honor de haber jugado un mundial.
Sin la velocidad de otros tiempos, mantiene una fortaleza física notable, una enorme sapiencia para ocupar su puesto como marcador central, y una eficaz pegada en los disparos de media distancia. Férreo en la marca, ha exhibido tanto empuje y decisión, como así la garra y el entusiasmo como un sello distintivo que ha caracterizado a numerosos futbolistas paraguayos en el mundo.

No es el Morel Rodríguez de sus mejores tiempos. Eso lo sabemos, porque de lo contrario no estaría jugando aquí, pero es una figura muy respetable que puede resultar muy importante para su equipo. Es cierto que mucho depende de él, pero también será fundamental la elección de quienes lo acompañen en el torneo oficial próximo a iniciarse. Un hombre solo puede ser determinante en algunos aspectos, pero los partidos los ganan y los pierden los equipos.

Por lo pronto será un placer volver a verlo y deseo que logre sentirse a gusto en nuestra Liga, comodidad que le permita desplegar en el campo de juego todo lo mejor del fuego sagrado que aún mantiene.El aficionado pehuajense sabrá agradecérselo.

Roberto F. Rodríguez- Diario Noticias.