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Garantía de gol



Por las diferentes, y por sobre todo cambiantes, alternativas del encuentro que protagonizaron Deportivo Argentino y Bull Dog de Daireaux, el pasado domingo, en el “José Esteban Garré” de nuestra ciudad, podría haberse escrito una crónica de antología, debido a que tuvo los ingredientes necesarios como para convertirse en una página histórica a inolvidable, muchos goles y un broche polémico. Sin embargo, lejos estuvo de ser un buen espectáculo.

La contundencia ofensiva del conjunto azul era tan conocida como la fragilidad que su defensa había mostrado en momentos determinantes. Un equipo capaz de convertir varios goles en cada partido, pero incapaz de impedir que se los conviertan en esos mismos encuentros si el rival anda con buena puntería. Un noqueador con mandíbula de cristal.

Sin embargo su rival, que sostiene la tabla de posiciones desde el último puesto sin haber podido cosechar punto alguno, ahora en seis presentaciones, parecía más un convidado de piedra que estaba allí por compromiso solamente sin ser tenido en cuenta, que un adversario peligroso.

Muchos fueron a ver una goleada de Deportivo Argentino y la vieron, pero también advirtieron los serios problemas defensivos (mediocampo incluido) que ofrece el conjunto azul en una vulnerabilidad que, de haber tenido delante un equipo de mayor peso ofensivo, le hubiera costado mucho más caro.

Es cierto que antes del primer cuarto de hora y en sólo tres aproximaciones al área contraria, el azul ya estaba ganando por2 a0 con dos conquistas de su goleador Juan Martín Tallarico, y el partido amenazaba con entrar en un letargo demasiado extenso para las ilusiones de los espectadores deseosos de ver un fútbol, al menos, entretenido, porque el local se sintió cómodo con la diferencia y se desorganizó de manera alarmante de mitad de cancha hacia delante, precisamente donde radica su mayor fuerza, mostrando ser un montón de islas dispersas que distaban mucho de ser un archipiélago. De hecho sus armadores (Andrés Collado y Santiago Vizio) aparecían por momentos jugando como punteros muy abiertos, donde no sacaban ventajas y muy alejados entre ellos. Mientras tanto, los hombres de la visita no encontraban la manera de llegar a los dominios del arquero Gómez, reemplazante del titular Calabria, ausente por lesión. Sin embargo, fue Deportivo quien le mostró el camino. La salida del central Pablo Bernardi, una de las columnas defensivas del local, con una rodilla maltrecha, había dejado un importante hueco en la extrema línea que el joven reemplazante, Yamil Ruiz Díaz, parecía no poder cubrir. Con escasa marca en el medio campo y con el lateral Barros en una tarde difícil, el veloz y hábil puntero deroense Damián Del Pian, comenzó a complicar. Primero quedó solo ante Gómez pero éste desvió el disparo bajo en notable reacción. Inmediatamente, Piecenti tampoco pudo doblegar al arquero local, quien dio rebote tras el primer disparo y se quedó con la pelota en la segunda oportunidad. Como no hay dos sin tres, Bull Dog tuvo la tercera cuando Vivas desbordó por derecha y envió un centro que Piecenti, en los dominios de Gómez, cabeceó al gol por detrás del zaguero Huguenín y frente al desesperado intento del arquero por cubrir la valla ante lo irremediable.

Aun cuando Deportivo no reaccionaba y su defensa tenía evidentes desacoples, Del Pian, en lugar de sacar provecho, entró en discusiones con su técnico y se olvidó que estaba en un equipo. Lo demostró cuando en otra desinteligencia defensiva local se quedó con el balón, y en vez de asistir a Vivas que estaba solo, le pegó al arco y el esférico se fue por sobre el horizontal.

El2 a1 tenía a Deportivo al frente en el marcador, pero el trámite del encuentro decía que Bull Dog no estaba lejos del empate e incluso de pelear por los tres puntos. Se confirmó en el segundo tiempo. Piecenti, su delantero más peligroso, falló en una inmejorable posición desviando el remate, pero en la siguiente definió con clase y empató el partido.

El local pareció despertarse y tirarle con la chapa de favorito a un rival que, conforme con la igualdad, se replegó esperando lastimar de contragolpe. Deportivo no acertaba y cuando Bull Dog se animó, Damián Martínez recuperó e inició una rápida contra con Tallarico, cuyo disparo fue rechazado por Barragán, y Andrés Collando, atropellando, marcó el tercero. La tarde pareció teñirse de azul, pero Gómez debió exigirse para impedir el empate tras remate de Del Pian, y luego fue el palo el que salvó a Barragán en un disparo de Orellano. El local buscaba asegurar el resultado pero no daba garantías en el fondo. Así Vivas, sobre los37’y sin marcas, puso el3 a3 desde fuera del área. Un resultado que tenía pinta de definitivo, porque el local no tenía energías suficientes como para sacar ventaja y a la visita le sentaba muy bien la igualdad. Aun así, Deportivo seguía intentando y en tiempo adicionado logró el oxígeno que buscaba cuando Tallarico, giró en la puerta del área, y ante el contacto con el marcador que terminó rechazando, cayó pesadamente. El árbitro De Luca marcó penal que, el mismo delantero ejecutó anotando el tercero de su cuenta personal y poniendo el4 a3 que resultó definitivo. Todo Bull Dog protestó sin eco. Nada cambió. El grotesco de corridas y empujones no agregó emociones sino vergüenza.

Perdió Bull Dog, pero demostró ser mucho más que un equipo sin puntos en el fondo de la tabla. Deportivo goleó y ganó, sin embargo no gustó, y se fue dejando la imagen de seguir siendo un noqueador, letal y sin equilibrio, de los que cuando pegan matan pero cuando reciben caen. Un equipo que, hoy por hoy, es garantía de gol. En los dos arcos.

Roberto F. Rodríguez.
Diario Noticias.