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El sueño del pibe. El día del arquero


El fútbol en los pueblos es otra cosa. Es llegar juntos a la cancha, e irse a laterales distintos. Es cortar el papel, buscar la camiseta y recorrer las calles de asfalto o tierra (da lo mismo), para luego bifurcarse por algo más de noventa minutos y luego volver juntos, cargadas de por medio de acuerdo al resultado, o magullando bronca si el encuentro fue un bodrio. Ahora, si toda la familia es de un mismo color es mucho más fácil. Pero por lo general en los pueblos, como los Montescos y Capuletos, hay historias de amores y odios cruzadas por las casacas.Independiente y Atlético de Mones Cazón reeditan cada año, uno de los clásicos pueblerinos más añejos de nuestro fútbol. Un fenómeno a tener en cuenta, porque es un pueblo de alrededor de dos mil habitantes y tiene participando en la liga pehuajense, la misma cantidad de conjuntos que localidades cabeceras de distritos. Un fenómeno para tener en cuenta y elogiar.

Después quien ganó más, quien tiene más hinchas es un caso aparte dentro del folklore. Y es más, la idea de esta humilde columna va más allá de quien se quedó con el clásico; se narra desde lo histórico que sucedió, cómo sucedió, el protagonista y en que instancia sucedió.

Santiago Martín es un pibe, como tantos otros de la Argentina, que sueña con defender sus colores. Pero no los de River Plate, el club del cual es fana. Sino los de su pago chico. Eso sí, seguramente emulando a su ídolo Marcelo Barovero. Con tapadas imposibles, y gritos contenidos de los delanteros rivales. Formado en su querido Independiente de Mones Cazón, es de esos que siempre está dispuesto a “revolcarse” una vez más para mejorar su técnica. Integró los seleccionados juveniles de fútbol de nuestra liga, y de a poco se fue ganando un lugar en la primera del “diablo”.

Con 20 años (13 de octubre de 1996), cursa la carrera de educación física. Y el año parece ser un guiño del destino. Porque en ese 1996, pero el 16 de junio, José Luis Chilavert, en un encuentro histórico (como el de ayer, pero en un pueblo de la provincia de Buenos Aires), anotó dos goles para la victoria 5 a 1 de Velez sobre Boca. Uno de tiro libre y otro de penal. Otra gran coincidencia de la vida.

Un poco más de 20 años, el ídolo es un vecino más. Lejos de las luces grandilocuentes del fútbol hiper profesionalizado, pero con el mismo o más amor por la camiseta que cualquier profesional. Porque acá se juega por la gloria del pueblo. Y Santiago Martín hizo historia.

A saber: nunca en nuestra liga (desde 1945) un arquero hizo dos goles en un partido, mediante la ejecución de un penal, y un sublime tiro libre. Con una corta carrera acarició la pelota para que esta viaje por arriba de la barrera y suavemente entre contra el palo derecho de Martín Odriozola. Antes ya había anotado de penal. Con dos realidades distintas (Atlético pelea por entrar al reducido, mientras que para Independiente su torneo era ganar ayer), la victoria fue para el local. Un 3 a 2 con todos los condimentos. Goles, expulsados, polémicas, emociones y la conversión de dos tantos del arquero - capitán nacido en el pueblo.

Porque en esta campaña magra de Independiente, era el “1” el que se venía salvando, mostrando su gran nivel y salvando a su equipo de derrotas aún más duras. Pero un domingo frío de invierno jugaron su partido. Independiente ya hizo su parte. Santiago Martín quedará en la historia como el primer arquero en nuestra liga de marcar dos tantos en un clásico. El pibe recibió cientos de abrazos, pozo para decenas de fotos, y cerró los ojos. Los cerró bien fuertes para retener en su memoria un momento mágico e histórico. Porque él sabe que será para siempre. Y porque en Mones Cazón el día del arquero, a partir de ahora será el 16 de julio.