#Futbol

No habrá ninguno igual



Fútbol en estado puro. Toque, gambeta y rivales en el camino como postes. La garganta llena de gol en las tribunas. La admiración interminable y la descripción épica. Fue la síntesis más perfecta de un “10” por estos lares. Con su correr cansino, y con los rivales mirándole la espalda. Ante su zurda sucumbieron lo más grandes del fútbol del interior. Lo aplaudieron en Pehuajó, Bolívar, Trenque Lauquen, Bahía Blanca y Necochea entre otras ciudades.

Lo admiraron y respetaron tipos que se calzaron casacas de primera división del fútbol grande. Su historia está marcada por una pelota; nació y creció en un barrio donde la “pulpo” era un lujo, y la de “cuero” un premio para pocos. Dribleo rivales más grandes, y patadas “asesinas” en los picados interminables que terminaban con la última luz de que deja el sol en las tardes de invierno.

Se forjó en Calaveras, y se cansó de ganar títulos. Se retiro en Defensores y grito campeón. En el medio se calzó la de Deportivo, Maderense y Estudiantes, entre otras camisetas. Defendió la de la selección pehuajense, y el público local lo tuvo como uno de sus máximos ídolos sin importar el color que vestía.

Su obra cumbre, se escribió el 11 de octubre de 1987, cuando ante Independiente de Bolívar, con la camiseta de Deportivo, y por los viejos y queridos torneos regionales, dejó tantos rivales en el camino que su gol se convirtió en leyenda. Por si había dudas, una semana más tarde, en Trenque Lauquen, hizo una fiel copia de su golazo.

A casi tres décadas de esa gesta goleadora, César Antonio Lamanna, festeja hoy su cumpleaños. Es la fiesta de todos los futboleros. Es el cumpleaños de “nuestro” diez. Del único, del “mago”, porque en Pehuajó, se sabe que no habrá ninguno igual.