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Fernando Belasteguín: "A los deportistas se nos magnifica mucho y hay médicos que salvan vidas y no firman autógrafos"



El número uno del pádel mundial desde hace 15 años es de Pehuajó pero vive en Barcelona, donde es amigo de Andrés Iniesta y Carles Puyol.

La pelota se mueve en diferentes direcciones. Pega en la pared y vuelve. Le dan de volea y de smash. Abunda la diversidad de estilos en el pádel, se nota. Aún así, Fernando Belasteguín parece tener una respuesta para cada aspecto del juego. Es que este jugador nacido hace 38 años en la ciudad de Pehuajó, a 365 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, es el monarca del circuito de pádel hace 15 años. Con su vida, su familia y su carrera afianzada en España, Belasteguín fue una de las estrellas del Buenos Aires Padel Master, que ganó por segundo año consecutivo junto al brasileño Pablo Lima. Y se hizo un tiempo para charlar con Clarín sobre el deporte y su contexto.

"Cuando tenía 20 años, me surgió una propuesta para ir a probar suerte en España por mis buenos resultados en el circuito argentino. Sólo pensaba en jugar un año, ver qué pasaba, terminar mi carrera (Ciencias Económicas) y trabajar en el Banco Provincia como mi papá. Pero hace 17 años que estoy en Europa, je", recuerda con cierta melancolía el ganador de 180 títulos del circuito mundial de pádel.

Fernando Belasteguín: "A los deportistas se nos magnifica mucho y hay médicos que salvan vidas y no firman autógrafos"
Fernando Belasteguín, en acción dentro de la cancha de pádel.

No obstante, "Bela", como lo conocen todos, aún no se siente capaz de asimilar el éxito, debido a su constante búsqueda para mejorar. "Tengo el defecto de no darme cuenta de lo que logré. Me hicieron homenajes a la trayectoria y no los disfruté porque soy un obsesionado con mejorar todo el tiempo", explica con tranquilidad.

En contrapartida con lo que suele pasar con las personas que alcanzan tamaño éxito, el hecho de ser un personaje conocido con una vida consumada en Europa no lo aleja de sus raíces ni de su vida en la Argentina. "A pesar de todo esto extraño mi ciudad y a la familia como el primer día. Desde que soy papá, entiendo mucho más lo que mis viejos sentían cuando yo me iba -confiesa-. Es por eso que cuando vuelvo, lloro dos meses enteros pensando si vale la pena. Pero sí, realmente lo vale".

-¿Sos una persona muy reconocida en Pehuajó?
-Para nada. Allá soy "el hijo del Cabezón" Belasteguín y de Betty, la maestra de la Escuela 20. Es más, cuando como con amigos me dicen: "¡Cómo estás engañando a los gallegos!" Nadie me trata como un número 1 y eso me ayuda, me desintoxica. A los deportistas se nos magnifica mucho. Solamente por pegarle bien a la pelotita nos reconocen. Hay médicos que salvan vidas de niños y no se sacan fotos ni firman autógrafos..

Radicado en la ciudad de Barcelona hace 17 años, el quíntuple campeón mundial (2002, 2004, 2006, 2014 y 2016) ha construido una familia, que está constituida por su mujer y sus tres hijos de 9, 7 y 4 años, respectivamente. Y justamente ellos son quienes marcan el inicio de su rutina diaria. "Me levanto 7 y pico con los nenes, de 8.30 a 10.30 hago un entrenamiento físico y de 11 a 13, pádel. Después como y estoy con mi familia -enumera-. Poder ver a mis hijos, tomar mate con ellos, llevarlos a sus actividades y verlos crecer me hace sentir el deportista mejor pago del mundo".

Vivir en la ciudad sede de los Juegos Olímpicos de 1992 le ha dado la chance de conocer a glorias del fútbol directamente ligadas a la historia del club catalán, como los españoles Carles Puyol, Gerard Piqué y Andrés Iniesta, o el mismísimo holandés Johan Cruyff. Éste último lo apodó como "El Messi del pádel", lo cual para el pehuajense resultó un gran honor. "Lo de Cruyff fue increíble. Compartimos cenas durante cinco años. Cuando una persona no te para de sorprender y de dar mensajes continuamente, estás hablando de un fenómeno. Tengo la nota guardada de cuando dijo eso", rememora con emoción.

Asimismo, ha podido entablar una gran relación con varios actuales y ex jugadores del equipo culé. El ex defensor central Puyol le tomó un profundo cariño por el pádel y actualmente juega todos los días en el club donde Fernando se entrena para seguir manteniéndose en la elite.

Además, Iniesta escribió el prólogo de la autobiografía de Belasteguín, titulada "Esta es mi historia", del autor Valen Bailón. Fue editado en 2015 y sus regalías estuvieron destinadas a entidades benéficas. "Que me halaguen, que me hayan hecho un libro... Son cosas que cuando vos llegás a tu casa decís: '¡La puta madre!'". Son cosas que yo cuando jugaba en San Martín de Pehuajó no me hubiera imaginado nunca", reflexiona.

-¿Dónde ves tu futuro cuando te retires?
​-Mi futuro lo veo cerca del pádel. Tengo como proyecto personal poder crear las academias Fernando Belasteguín en todo el mundo, para enseñarle a la gente todo lo que el pádel me dio, aunque no como deportista sino como persona. Sin embargo, creo que todavía me quedan por lo menos unos 4 o 5 años de actividad. O al menos eso espero, je.

Como suele suceder en estos casos en los que algún deportista debe viajar hacia otro país para formar su carrera profesional, es una gran incertidumbre el qué hacer cuando la misma termine. Pero como durante toda la charla, "La Leyenda de Pehuajó" mantiene la sensatez propia de un grande. "Ahora con la carrera profesional voy a seguir viviendo en España -avisa-. Todos mis hijos son españoles. Cuando era joven, me preocupaba mucho más por el futuro y ahora de grande vivo el día a día. Al llegar a una edad en la que podés tener una enfermedad o algo malo, valorás mucho más los momentos con tus seres queridos. Cada día que pasa le agradezco a Dios por poder darle un beso a mis hijos".

Además de las tantas virtudes que tiene como deportista profesional, que lo llevaron a ganar, entre otras cosas, 10 Olimpias de Plata (es el argentino que más veces obtuvo dicho galardón), Belasteguín se destaca por una humildad que hoy parece ser ajena a todo atleta encumbrado. "Soy una persona sencilla. El deportista en sí está magnificado. Yo tengo todos los problemas que tiene el común de la gente como padre y como esposo. Si yo me rompo la pierna en la calle porque me pisa un auto, el héroe que se crea alrededor mío ya no es tal. Por eso me sirve tanto estar con mi familia", asegura.

-¿Cómo te aislás del fenómeno que causa tu imagen?
-Es simple, mucho más de lo que todos creen. Muchas veces en el torneo de Barcelona, por ejemplo, luego de ganarlo firmé autógrafos durante una hora y cuando llegué a las tres de la tarde a mi casa, mi esposa me esperaba con los chicos para hacer la comida. El entorno familiar ayuda a tener los pies sobre la tierra. Cuando llegás a tu casa, todo esto (en referencia a la atención de la prensa) se apaga. El pádel es lo que yo hago, pero no lo que soy. Si yo fuera lo que hago, cuando gano sería feliz y cuando pierdo sería un infeliz. El pádel es mi trabajo. Lo tomo de esa manera.

Por último, advierte que le gustaría poder criar a sus hijos mezclando las virtudes de una sociedad con mayor orden como la española, aunque sin olvidar lo fue fue su niñez en la Argentina. "Me crié en un entorno de clase media trabajadora, que me enseñó a ser feliz con poco. Mis abuelos eran felices con que fuera a tomar mate a su casa -recuerda-. Yo creo que poder encontrar un balance entre el apego de mi familia y el orden estructural y educacional de España sería ideal. Siempre mis hijos saben que somos argentinos, vamos al país todos los años, a la mamá le hablan en español y a mí en 'argentino'".

La carrera de Fernando Belasteguín como jugador de pádel es una estela con un sostenido ascenso de más de 15 años. Sin embargo, sus valores y su humildad, que tanto lo enaltecen, hacen pensar que inclusive lo mejor puede estar por llegar.

El lamento por la división en Cataluña
Como todo habitante de la ciudad de Barcelona, Fernando Belasteguín no puede abstenerse del conflicto independentista que viene atravesando hace algunos meses la región de Cataluña. Es que como en toda disputa política, la diferencia de ideas distancia a las personas e, incluso en algunos casos, las separa. Al respecto, Belasteguín opina lo siguiente: "Lo de Cataluña es realmente muy extraño. En Argentina siempre hay pica entre el porteño y la gente del Interior, pero ponés una bandera de tu país y juntos paramos un tren. Entonces ya eso te cuesta entenderlo".

A pesar de distinguir un grupo que entiende no pertenecer a España, lo que para "Bela" resulta inexplicable es el daño que esto ha causado al país. "Hay 2 millones de personas que no se sienten españoles y 2 millones y medio que sí. La diferencia es que hay un grupo que hace más ruido que el otro", sostiene.

"Tengo amigos que se han peleado a causa de esto -se lamenta-. Lo que más me duele es que no dividieron a Cataluña con España sino a Cataluña en sí. Verdaderamente, es una lástima porque es una comunidad fantástica en todo sentido". Queda claro: la racionalidad de Belasteguín lo hace un número uno tanto dentro como fuera de la cancha.

Fuente: Clarín