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La autoridad en la mira



Maderense y KDT ofrecieron un partido que, como primera final del campeonato, no fue más de lo esperado, y si tuvo cierta intensidad fue por el temperamento que pusieron los protagonistas, pero lejos estuvo de la calidad. Nada que nos asombre. Sin embargo, los que quedaron en la mira fueron el árbitro Carinci y el asistente Arriarán. El primero, especialmente por la expulsión del volante local Corrales en el primer tiempo por doble amonestación debido a que la parcialidad local entendía que la primera amarilla no era para tal, y de hecho a mí me sorprendió esa decisión de Carinci en su momento, pero ignoro en qué se basó. El segundo porque habilitó a Lucero en posición adelantada, y el puntero estampó el empate que tanto necesitaba KDT.

Cuando se produjo esa conquista visitante, a los 8’ del segundo tiempo, todo cambió. Fue otro partido. ¿Cómo había sido hasta ahí? Muy pobre como espectáculo. Lucha, fuerza, temperamento y faltas varias. Algo que no sólo es privativo de una final sino también de dos equipos que se conocen bien. Entonces se imponía el no dejar hacer.

Sin embargo, no debemos soslayar que antes del primer minuto de juego, Marcelo Locastro había arrancado las primeras exclamaciones del público cuando sorprendió con un disparo que se fue muy cerca del arco local. Después nada más.

Las ventajas que ha sabido obtener Maderense como para definir partidos complicados estuvieron siempre en la maniobra con pelota parada. En los centros de Morel Rodríguez que encontraron muchas veces una cabeza goleadora. KDT lo sabía porque lo sabíamos todos. Entonces sus principales zagueros se hicieron cargo del control del espacio aéreo, buscando impedir cualquier sobresalto a través de esos peligrosos envíos del paraguayo. Pizarrón versus pizarrón. Pero sobre los 18’ el internacional guaraní pareció tomar un borrador y dejar ambas pizarras en blanco, porque metió un envío que no buscó una cabeza sino un pie. Entonces Luna recibió dentro del área, eliminó su marca y definió al segundo palo. ¿Y ahora? Fue seguramente la pregunta que se hizo todo KDT. Locastro fue por la respuesta con todo lo que es capaz de ofrecer. Bueno y malo. Desde su vibrante accionar ofensivo hasta el desorden que genera en sus llegadas al área rival, confundiendo a propios y extraños, pasando por la positiva fuerza de sus disparos y las negativas reacciones de su particular temperamento. Así fue que cuando aún todo Madero festejaba aquel gol, sacó un remate que, por no haberlo efectuado con el equilibrio físico adecuado, no tuvo la dirección correcta pese a haber sorprendido a todos.

Velázquez se quedó luego con un intento de Lucero que, desde muy temprano tenía una lucha personal con el lateral Córdoba, pero KDT estaba complicado cuando su rival tenía el balón, porque le costaba tomar las marcas y su tropa se mostraba peligrosamente desordenada. Necesitaba un respiro. Un tiempo muerto. Y lo encontró cuando el árbitro detuvo las acciones para permitir que los jugadores se hidrataran. Algo absolutamente legal, adecuado y humanitario debido a la alta temperatura reinante.

Cuando se reanudó el encuentro, KDT retomó su antiguo ritmo en el partido y empezó a mostrar que creía en que podía empatar y hasta ganar ese partido que estaba perdiendo. Corrales enganchó a Peredo en una falta sencilla pero reglamentariamente merecedora de amonestación y como el volante ya tenía una, dejó a su equipo con diez jugadores cuando restaban menos de diez minutos para el final de la etapa.

De ese tiro libre llegó el empate, pero el árbitro anuló la conquista a instancias del línea Galeano por posición adelantada en la segunda jugada. Correcto.

A partir de ahí, Maderense dejó de ser un contribuyente para el espectáculo y le cedió toda esa responsabilidad a su rival que contaba con un hombre más en cancha y debía buscar el empate como primer escalón.

Un coro de reprobaciones e insultos de algunos exaltados hinchas locales acompañó al árbitro Carinci y colaboradores en su camino a vestuarios.

A los 8’ de la segunda etapa llegó aquel momento determinante que cité al principio. Merlo metió un pelotazo para Lucero por derecha y el delantero, en posición adelantada, se llevó el balón y definió ante Velázquez. ¿Qué fue lo que vio o creyó ver el asistente para convalidar la posición del delantero albirrojo? No lo sé. Tampoco sé qué ocurrió un minuto después. Sí, cuando todavía se protestaba el gol del empate y Locastro escapó a los centrales adversarios y definió sin problemas, pero ahora el asistente marcó posición adelantada. Aseguro que no coincidí con ninguno de los dos fallos, porque en el primero Lucero estaba en off side mientras que en el otro, Locastro picó habilitado. Igualmente no es compensatorio. Si se hubiese anulado el gol de Lucero seguramente no se habría producido el gol anulado a Locastro, pero eso es una conjetura.

Lo cierto que dentro del desconcierto general, Maderense se perdió. Careció de llegada como para intentar revertir la historia. Empezó a sufrir el empate que, aún así era el mejor negocio que podía hacer a esa altura de la tarde. Hubo recambio en su medio campo y trató de aguantar.

Sobre el final y luego que KDT desperdiciara varios contragolpes, Lucero madrugó a un agotado Morel Rodríguez y le dejó el balón a Locastro que fusiló a Velázquez y desató la euforia triunfal de la parcialidad albirroja marcando el agónico 2 a 1.

Así se fue un partido discutido en que los errores arbitrales fueron determinantes. Una lástima porque KDT y Maderense no lo merecían.



Roberto F. Rodríguez.
Fuente: Diario Noticias