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Olatte el chico de la película




Sábado 25 de noviembre del 2017. Diagnóstico: Apendicitis. Operación urgente. Conclusión: Afuera de la final de la Liga Pehuajense de Fútbol de la presente temporada. En el medio lágrimas de bronca, de impotencia, de saber que todo el esfuerzo que había comenzado a edificar desde el 2 de enero se derrumbaba.

Nacido en las divisiones menores de Estudiantes (como el resto de la defensa que jugó el encuentro definitorio), Emmanuel Olatte comenzó a marcar su estirpe; y eso le valió llegar a las inferiores del fútbol capitalino. Hasta que convocado por KDT retomó al fútbol nuestro de cada día. Diego Funes, flamante entrenador, apostó por un plantel íntegramente local. Y en el trabajo diario tal vez se centre algo de la historia de este nuevo ganador.

Pero el guion de película perfecta, con sus matices y actores de reparto o secundarios se centra en el joven grandote de cabeza rapada. Entonces el guionista del destino comienza a dibujar con su lápiz, como tiene que seguir la historia. A ver….piensa: ¿KDT pierde el campeonato y la gente lamenta la ausencia del central – lateral? No. Demasiado triste. ¿KDT sale campeón y sus compañeros le dedican el título, lamentándose que no estuviera en la cancha? Es viable, pero….le faltaría algo. Algo más épico. Y que podría ser más épico que una recuperación por fuera de los canones normales de la medicina.

Entonces sí. Surge la idea descabellada de poner que con un vendaje especial, y el apoyo, y el avance de todas las vendas y las curas galenas, Olatte aparece en el partido revancha. Primero en el banco, y luego entrando a jugar media hora. Parte de lo increíble sucedía. A una semana de una intervención quirúrgica una persona jugaba una final.

Pero, como el partido fue para Maderense, al guionista le parecio poco. Entonces sumó más dramatismo. Un lateral expulsado, un tercer y definitorio encuentro. Mucha gente; mucho humo; mucho color; mucho calor. Y entonces, que vaya de titular.

Lo ganaba KDT, lo empató Maderense. Lo ganaba KDT de nuevo, lo empató Maderense. Y ya todos miraban en que arco de patearían los penales. Hasta que el guionista dijo: Una jugada más. Y el Director de la película centro las imágenes en el que lleva la casaca N 3. Y el plano es general sobre sus espaldas. El silencio se rompe con una música rítmica, pero lenta a su vez. Con el bajo haciendo que los latidos suenen más fuertes.

Los alrededores de la cancha se transforman en una gran nube, que anuncia un final. Un final ¿inesperado? No para el guionista, que borra, lo que sería pitazo final, por un corner agónico. Entonces el trote del defensor cruzando toda la cancha centra la atención. Segundos planos mezclan casacas verdes y rojas.

Una pelota sale despedida desde la esquina derecha. Comienza a dibujar una parábola alejándose del arco, buscando el vértice del área chica. El joven pelado, que aún no sabe que será el chico del afiche, se eleva más que nadie. Una segunda secuencia, cuenta aunque no lo muestra que la herida de la operación se empieza a desgarrar. Entre el dolor de la operación y el salto hacia la pelota que busca una cabeza, el pibe hace el último esfuerzo. Se eleva. Salta más que nadie, y su cabezazo sale despedido con una fuerza inusitada. La pelota no se ve, hasta que infla la red. Cuando cae de ese salto único, el dolor le da lugar a la alegría. El pibe calvo corre, quiere abrazarse con todos; y no encuentra a nadie, o encuentra a todos. No hay tiempo para más. El guionista y el director se miran. Dicen ya esta, este el final.

Entonces esbozan un último renglón al epilogo épico.

Domingo 10 de diciembre: Diagnostico: Gol de Olatte. Conclusión: KDT campeón.

The End.