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El único jugador profesional de fútbol, desaparecido en dictadura, jugó en Pehuajó



Al Tano y al Gato los separaba algo más que el arco…

“A vos te llevamos por pelo largo”, le gritaron a Antonio Enrique Piovoso en un estudio de arquitectura en la ciudad de La Plata el 6 de diciembre de 1977, cuando un grupo de tareas, todos vestidos de civil, se lo llevaron de su lugar de trabajo. Habían ido a “buscar” a su compañero de labores Jorge Martina. Piovoso Mengarelli, como figura en el listado del “Nunca Más”, es el único jugador profesional del fútbol argentino que integra la triste lista de los 30 mil desaparecidos, durante la última dictadura cívico – militar en nuestro país.

"Su figura de ex arquero de Rosario Central, concita adhesiones y confianza especialmente en los barrios de trabajadores lo cual facilita su penetración al objetivo impuesto. Si bien su edad supera el límite establecido, su potencialidad de penetración y capacidades personales, hacen sumamente beneficiosa su integración a esta unidad, viéndose justificada la proposición de su nombramiento". Así lo describe el legajo de los archivos militares donde se deja constancia que Edgardo Andrada es uno de los 4300 agentes que trabajaron para el temible Batallón 601, el máximo organismo de Inteligencia del Ejército durante el terrorismo de Estado.

El Tano Piovoso jugó tres partidos en la primera de Gimnasia de La Plata. Fanático de River y Hugo Orlando Gatti, pasó con su talento por nuestras canchas, cuando defendió la camiseta de Atlético Mones Cazón en 1975, año en que se coronó sub campeón, con una gran actuación del joven estudiante de arquitectura. Pelo largo, patillas, bermudas y un buzo eran su carta de presentación bajo los tres palos. La particularidad del Tano, que media 1,77 es que había nacido futbolísticamente en Estudiantes de La Plata, y que luego pasó al clásico rival. Los tres partidos que disputó los hizo ingresando desde el banco de relevos. El 19 de abril de 1973 sustituyó a Daniel Guruciaga. Luego reemplazó a Gatti ante All Boys y Rosario Central (paradójicamente donde triunfo Andrada) que con un gol “tonto” de José Aurelio Pascuttini, lo alejó del profesionalismo. Ahí comenzó su recorrido por el fútbol del interior, que lo depositó en nuestras canchas, mostrando un gran nivel, que lo ubicaban como uno de los porteros a ocupar el puesto en el seleccionado pehuajense, pero su peregrinaje futbolero ya tenía como destino Mar del Plata.

El Gato Andrada, fue el arquero con más presentaciones en Rosario Central, se destacó en Brasil, integró la selección Argentina, y volvió al país en 1977, para jugar en Colón y retirarse en Renato Cesarini. Pero el portero tenía otra actividad: fue acusado de ser partícipe del asesinato de los militantes Osvaldo Agustín Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi, luego de ser “chupados” el 14 de mayo de 1983, en el bar Mágnum de Rosario. Al ser citado a declarar el club para el que trabajaba, Rosario Central, le pidió la renuncia en 2011. En febrero del 2012 fue encontrado inimputable por falta de mérito, aunque las declaraciones lo ubican en el lugar de los hechos, parado al lado del Falcon con el que el grupo llevó adelante el “operativo”, en el que se juzgó y condenó a Luis Patti.

En 1977, Piovosso ya no jugaba, pero cursaba el último año de arquitectura. Con sus compañeros había sido campeón universitario en 1973, mientras confluía en el Lobo platense. Sus amigos sostienen que la máxima participación política del Tano, fue panfletear en alguna ocasión “pero para ganar minas”. Luego de ser secuestrado estuvo en la Unidad 9 de La Plata y el centro clandestino de detención La Cacha, hasta su alojamiento en un barco carbonero en el sur. Hoy integra la lista de desaparecidos durante la dictadura. Andrada, fue expulsado de Rosario Central, club que lo tuvo como uno de sus ídolos. El Gato, fue el portero que recibió el gol mil de Pelé cuando atajaba para el Vasco da Gama; aunque eso a esta altura de la historia, no es su manchón más nefasto.

Claudio Tamburrini, quien atajó en el ascenso y que fue secuestrado por la dictadura (su historia se conoció a través de la película Crónica de una fuga) trazó un paralelismo entre el desaparecido y el agente del servicio que se hacía llamar Antelo, en una nota que le dio oportunamente a “Página 12”: “En su momento y sin duda, en términos de fuerza bruta, Piovoso era el más débil. Fue el secuestrado, el que torturaron y el que desapareció. Andrada tenía una posición de superioridad física concreta en ese momento. A largo plazo yo creo que los roles son inversos. El que hoy es más débil, el que hace gala de una ideología errónea y ha sido derrotado históricamente es Andrada. Y la figura de Antonio Piovoso resurge y crece con el paso del tiempo”.

A 42 años del golpe de estado que sumergió a la Argentina en su noche más oscura, Piovoso y Andrada marcan dos historias dentro de una. El fútbol como protagonista. El arco como testigo. Dos arqueros, dos vidas. Andrada en el Falcón que era sinónimo de muerte. Piovoso en su Citroen, que lo vio pasar por estos caminos de tierra, con una sonrisa amplia y sus principios como bandera.


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El Tano Piovoso, junto a Gatti cuando compartían plantel en Gimnasia de La Plata. Luego pasaría por Atlético Mones Cazón.