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SANGRE ALBIRROJA



Su nombre estará ligado por siempre a una institución: el Club Atlético KDT, donde dejó casi todos los años de su vida. La pasión por el fútbol y el amor por la casaca albirroja lo llevaron defenderla con un espíritu inclaudicable desde el mismo momento en que quedó fichado en el club. Lo habían visto destrozar zapatillas en la plazoleta de calles Artígas y Chassaing, en su barrio, y no dudaron en incorporarlo. Corría el año 1954 y Rodolfo Jorge Galiani pasaba a ser jugador de KDT. Al año siguiente logró su primer campeonato en divisiones menores, pero no permaneció mucho tiempo allí porque en 1957 debutó en la primera albirroja, entidad que buscaba afanosamente su primer título oficial en la división superior.

Sin embargo Jorge (nombre que desplazó a Rodolfo), obtuvo su primer campeonato en otra Liga. Fue en 1962 cuando se incorporó a Atlético Mones Cazón que militaba en la Liga de Henderson. Allí fue campeón.

Retornó a KDT y fue campeón en 1963, logrando lo que la entidad buscaba desde hacía años. El equipo, con valores como: Pascual Salvador Barbera, Oscar Quarteroni, Fortuna, Roque Marino, Ever José Badariotti, Julio Núbile, César Rodríguez, Carlos “Garbanzo” García y Nelson Ortelli, bajo la dirección técnica de Manolo Rodríguez, fue un justo vencedor.

Al año siguiente volvió a levantar la copa con el albirrojo en lo que ya fue bi-campeonato, con un equipo al que se había sumado el goleador Antonio Lanziotti (ex Estudiantes de La Plata), el arquero Alfredo “Camdombe” Martínez, y el volante Oscar Mallarino, entre otros.
Su labor no pasó inadvertida y fue convocado para integrar el seleccionado pehuajense que se preparaba para participar en el campeonato argentino de 1964. Jugó cuatro partidos amistosos en la fase preparatoria pero dentro de ese tumultuoso proceso, la dirigencia cambió todo el plantel a solo un par de días antes del debut oficial y Jorge también quedó fuera.

Uno con Atlético y dos con KDT daban cuenta de los tres títulos consecutivos que habían pasado a engrosar el palmarés deportivo de Jorge. Pero la cosa quedó ahí. Mucho bregó por llevar a su equipo a un nuevo lauro. No pudo ser, muy a pesar que sobre el final de los años ’60 y principio de la década siguiente, KDT fue siempre firme candidato a quedarse con el título. Los subcampeonatos logrados en 1968, 1971, y 1972, dejaron un sabor amargo porque siempre estaban cerca pero el título no se daba.
Dentro de la cancha, ya no pudo volver a gritar campeón. Se retiró cuando concluía la primera mitad de los años ’70, pero siguió vinculado al fútbol. Fue entrenador, y llegó a ser presidente de su querida institución.

Celebró largamente el presente cadetista. Muchos años habían pasado desde aquellos títulos que lo habían tenido como gran protagonista, pero pudo volver a ver KDT en lo más alto una vez más, con tres campeonatos en la presente década.

Como jugador dejó la imagen de un futbolista de mucha seguridad en la marca, eficiente, ubicado, práctico, consciente de sus limitaciones, pero que suplía la ausencia de una mejor técnica con una entrega absoluta en cada partido. No era de proyectarse demasiado pero aún así supo del sabor dulce de convertir en el arco rival. Así quedó, grabado en la memoria colectiva, un impresionante gol convertido en cancha de Defensores contra
Calaveras, cuando despidió un tremendo disparo desde unos 40 metros del arco defendido por Rodríguez y la pelota, superando la desesperada acción del arquero, se clavó en la red desatando la algarabía albirroja.

Rodolfo Jorge Galiani falleció el pasado domingo. Fue sinónimo de fútbol. Fue una fibra íntima del corazón de KDT, ese corazón que hoy luce un crespón negro como símbolo de respeto y dolor por la partida de una figura tan ligada a la institución.

Roberto F. Rodríguez.