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Gracias…gracias Marcelo….



El 12 de noviembre Enzo Francescoli cumplió años. El uruguayo fue un jugador que regaló jerarquía y fútbol. En su larga lista de títulos, hay dos hechos, sin embargo, que los trascienden. Uno, que Zidane, le puso Enzo a uno de sus hijos por la admiración que le tenía, y tiene al rioplatense. El otro episodio significativo se vivió el 8 de febrero de 1986, por la Copa de Oro, en la ciudad de Mar del Plata, cuando River Plate venció por 5 a 4 al seleccionado de Polonia con un exquisito gol de Enzo Francescoli en el último minuto de juego.

LOCASTRO
“Sin pararla, levantó el pase con el pecho, giró el cuerpo en el aire y sacó una chilena impresionante que se clavó en la red del costado del palo izquierdo de un arquero que se convirtió en el espectador más suertudo de aquella maravilla”, describió uno de los portales, rememorando ese gol en la ciudad feliz.
Y acá llega la paradoja, porque si a esa descripción, se le agrega el apellido Locastro, es la narración precisa sobre el tanto que convirtió el delantero azulgrana para darle, no solo la victoria a Defensores del Este, sino también la clasificación a semifinales.

SIMILITUD
Más allá de algunos detalles los parecidos son asombrosos. Centro desde la derecha (en el de Francescoli, Ruggeri baja el balón de cabeza), y luego sigue la secuencia como un calco. Pecho de Enzo/Marcelo, fenomenal pirueta en el aire, arquero de espectador y golazo de triunfo.

GOLAZO
El hiper recontra golazo del siete bravo de la liga, enseguida se hizo elogio. Hasta la posibilidad de que compita por el premio Puskás al mejor gol del año. Galardón que entrega la FIFA al autor del mejor gol anotado durante la temporada de fútbol profesional. Ahí esta Marcelo, loco de alegría, loco de festejo.


Foto. Gentileza :Meta LPF.