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Fabricio Valenzuela: “Mi viejo me llevaba hasta la ruta y yo hacía dedo para venir a jugar al fútbol. Tendría once años y hacia 65 kilómetros todos los fin de semana”



Cuadragésima quinta función de la nueva sección que brindamos en nuestra web con un protagonista que compone la Liga Pehuajense de Fútbol. Distendida, conociendo al protagonista desde otro lado. Es el momento de conocer a un central duro. Es el turno de Fabricio Valenzuela


¿Dónde arrancaste a jugar al fútbol y por qué?

Arranque a jugar al futbol en Plaza Italia de 25 de Mayo. Yo vivía en Del Valle, éramos cuatro o cinco chicos que vivíamos en el pueblo y nos vieron para ir a jugar. No me acuerdo que edad tenía. Tendría diez u once años. Fuimos a jugar un par de partidos a Plaza Italia. Nos llevaban desde Del Valle que quedaban 80 o 90 kilómetros. Al tiempito de haber jugado me dijeron de venir a Independiente. Desde ahí, empecé y me venía a dedo a jugar los fin de semana. El futbol me gustó desde chico y siempre vivía con una pelota.

¿A dedo ibas a jugar?
Los cuatro o cinco partidos que fui a 25 de Mayo nos llevaban en auto. Cuando me vine a jugar a Independiente, yo vivía en el campo, en la bajada de Del Valle. Sobre la ruta 205 quedaba a 1000 metros, mi viejo me llevaba hasta la ruta y yo hacía dedo para venir a jugar al futbol. Tendría once años y hacia 65 kilómetros todos los fin de semana.

¿Qué anécdota te quedó grabada?

Me acuerdo que un día me pagaron un pasaje para que vaya a jugar y con esa plata nos fuimos al boliche. La primera vez que salí fue con ese dinero. (Risas) Era hermoso, porque venía a jugar al futbol. Hacer dedo en esa época no pasaba nada. Tenía un amor por jugar al futbol impresionante. Son sacrificios que uno le cuenta a sus hijos y por ahí no te creen, que te venias a dedo sesenta y cinco kilómetros para venir a jugar.

¿Se enteraron alguna vez que usaste esa plata para ir al boliche?
No, no se enteraron. (Risas) No me acuerdo, si estábamos entrenando para un Argentino C o un Regional. Tendría 15 años, entrenábamos y me dijeron, vení que te pagamos el pasaje. Pero como siempre venía a dedo. Fui a la ruta, me levantaron y llegue a Bolívar. Entrenamos y con la plata me fui al boliche. Había poca plata y la usamos para salir ese día. (Risas) Cosas de chicos y cosas que no hay que hacer. Me hiciste acordar, el señor Omar Gallo fue quien me dio la plata para el pasaje. Fue en la sede de Independiente. Me hiciste volver a épocas doradas. Sigue estando en el Club. Un grande. Después había otro presidente, Sabatec, que me iba a buscar en remis para los torneos bonaerenses a Del Valle. Por eso, uno le ha dado tiempo a Independiente. Por las cosas que ha hecho por uno.

A vos si que no te pueden decir. "Entrenador hoy se me complico venir ..." cuando viven a 5 cuadras.
Me haces esa pregunta y me haces poner mal. Porque he escuchado cada cosa o cada excusa en estos seis años. Me he reído para no ponerme a llorar. Las épocas cambian. Creo que las responsabilidades son distintas. No se por donde pasa, pero todo ha ido cambiado y esa pasión pasión que teníamos nos llevaba a jugar al futbol. El sacrificio de cada uno a la larga, se ven los frutos. Si bien no llegue a jugar en ningún lado, lo hacía con muchas ganas y mucho compromiso. Me gustaba mucho lo que hacía.

¿A qué edad debutaste en Primera y que recordas de ese día?

Debuté en Independiente a los 15 años. Fue en un Regional contra un equipo de Roque Perez. Entre por Gastón Irastorza que se había lesionado. Me acuerdo que ese partido lo terminamos empatando. Fue un momento lindo, que todo joven espera. Llegar a primera y debutar. Es algo que no te lo olvidas más.

Ese momento fue donde dijiste valió la pena tantos kilometros…

La verdad que sí. Porque todo sacrificio vale la pena. Después se ve reflejado. Primero cuando te citan para entrenar con Primera y después cuando vas por primera vez al banco de Primera. Cuando te toca entrar es algo único.

¿Cuál fue tu mayor alegría en el fútbol?
Cuando dirigí la Reserva de Independiente y salimos campeón.

¿Solamente jugaste en Independiente?
Jugué en Del Valle cuando estaba en el secundario. Jugábamos en la liga de 25 de Mayo. Jugué un año al fútbol rural y un año estuve a punto de jugar en KDT. Cuando el Club volvía al ruedo y estaba el “Vasco” Landaburu. Disputé un amistoso en Madero, me lesioné y no fui más. Iba con Silvio López, “Pachìn” Asin y alguno más. El “Vasco” habrá dicho, aprovechemos que se lesionò y no lo traigamos más. (Risas) Una gran persona el “Vasco”.

Para el que no te vio jugar... ¿Qué tipo de jugador era Fabricio Valenzuela?
Un jugador muy rustico, pero con mucho amor propio. Que iba a entrenar todos los días, que hacía muchos sacrificios y que dejaba todo por la camiseta.

¿Cuál fue la patada más linda que metiste?
Patadas fueron muchas. (Risas) La que siempre me acuerdo es la piña que le pegué a Cadorín en la cancha de Estudiantes. Pobre Cadorín, es un crack. Me acuerdo que un compañero le pegó una patada, no sé si le pegan a él y vienen dos o tres a “pechearla”. Tuve la reacción y le pegue una piña. No sé qué me paso, no me gustan las piñas y me molesta cuando pasa. Pero reaccione. Me acuerdo que me corrieron por toda la cancha. Por suerte no me pegaron. (Risas) Tengo la mejor onda con David y me arrepiento siempre de haberle pegado. Es un gran pibe.

¿Y la mejor que te pegaron?

En un campeonato de verano en Urdampilleta. Me sacaron un diente de raíz. Saltamos a cabecear y me bajaron el codo. Es algo feo que pase eso. Como lo que hice yo cuando te conté lo de David. Me tuve que poner implante y anduve con prótesis. A veces uno comete errores como yo los cometí.

¿Cuesta mucho retirarse?
Cuesta dejar de jugar al fútbol. En mi caso me rompí la rodilla y me tenía que operar. Decidí no hacerlo. Por eso, para seguir ligado con la actividad continué como entrenador.

La lesión en tu rodilla ¿Es tu mayor tristeza dentro del fútbol?
No, La mayor tristeza fue la primera eliminación con Independiente en cancha de Defensores ante Calaveras. Nos fuimos al entretiempo ganando 2 a 0. Nos empataron 3 a 3 y fuimos a penales. Ese fue uno de los días más triste. Estábamos muy ilusionado con ese equipo y jugaba muy bien.

¿Te duró mucho la amargura?

Me duró un montón. Todavía lo recuerdo al viaje de Pehuajó a Bolívar. Fue durísimo. Esa noche no pude dormir. Pero es futbol y siempre hay revancha. Uno decide estar en este ambiente y sabe que puede pasar. Son más las tristezas que las alegrías. Son muy privilegiados aquellos que pueden salir campeón. Por eso respeto mucho a la gente que gana.

Si te pregunto por el clásico de Bolívar. ¿Qué me decís?
El clásico es algo especial. Es lo que estas esperando siempre. Cuando se hace el sorteo miras en qué fecha toca jugar. He tenido la posibilidad de jugarlo y dirigirlo.

¿Es complicado el rol de entrenador? ¿Se vive más en la semana cada partido a diferencia de cuando sos jugador?
Es algo distinto. El entrenador tiene mayor responsabilidad. Cuando vos sos jugador, vas, entrenas y queres ganar. Cuando sos técnico tenes que estar toda la semana en los detalles. Que el jugador este bien, que este comodo y si tiene algún problema saberlo. Como también darles herramientas pensando en el partido que toque disputar el fin de semana. Es otra la adrenalina que corre por el cuerpo, cuando sos entrenador a cuando sos jugador.

¿Quién es tu ídolo local, nacional o internacional?
Maradona.

¿Si tenes que armar tu 11 inicial con jugadores que te han tocado jugar. ¿Cómo formaría el equipo de Fabricio Valenzuela?
Luciano Lede, Emilio Miramón, José Maxwell, Javier Ruiz, Enzo Klemenco, Silvio López, Fernando Agrelo, “Leo” López, Gustavo Piccirillo, Luciano Ruiz y Enzo Ruiz.

¿Qué es lo que más extrañas con esta cuarentena?

Se extrañan los entrenamientos en la semana y los asados de viernes con los amigos.

¿Qué es el fútbol en tu vida?
Es un hobby, una distracción que le hace muy bien a mi vida.