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Nicolás Luna: "Contra Excursionista íbamos empatando y en un momento empiezan las corridas en la tribuna visitante. Yo no sabía cómo hacer para pasarme por el alambrado porque estaban mis viejos ahí"



Cuadragesima función de la nueva sección que brindamos en nuestra web con un protagonista que compone la Liga Pehuajense de Fútbol. Distendida, conociendo al jugador desde otro lado. Es el momento de conocer a un muy buen mediocampista que una lesión lo impidio seguir jugando. Es el turno de Nicolás Luna

¿Dónde arrancaste a jugar al fútbol y porque?
Yo soy de Buenos Aires. Arranque jugando en “Baby” futbol. Me inicie en las infantiles e inferiores de Platense desde muy chico. Jugué hasta Reserva. Después estuve en el ascenso. Jugué en Acassuso en primera D en tres temporadas y ascendimos a la C en el 2001 ganándole a San Carlos la final en cancha de Estudiantes. Jugué en la C una temporada y me vine a Daireaux hasta hoy. En si mi familia es futbolera, mis viejos y mis hermanos. Siempre me apoyaron y acompañaron.

Te imaginaras que la mayoría piensa que sos deorense... (Risas)
Hace mucho tiempo que estoy radicado en Daireaux. Mi señora Ana es de acá, yo la conocí en Buenos Aires y decidimos venirnos acá hace casi veinte años. Es lógico que piensen así. Daireaux es una linda localidad. Me acostumbré a su gente, su dinámica y me han tratado siempre muy bien.

Me hablabas de Platense. Pero era la época dorada de Platense.

Claro. Era cuando estaba en Primera División. Tenía en sus filas jugadores que hoy son iconos del Club como Marcelo Espina, Claudio Spontón, Baena, y profesionales muy buenos, tanto en las divisiones formativas como en el primer equipo. Ricardo Rezza, Picerni, Roque Alfaro y Martino. Muy lindo proceso formativo me tocó.

¿Llegaste a formar parte de alguna pretemporada o entrenamientos con ellos?
No estuve conformando el plantel de primera, pero si alternábamos entrenamientos con reserva sobre todo las prácticas específicas de futbol y convivías con la mayoría. Es habitual que los chicos que van surgiendo tengan ese roce con una primera y en ese caso lo aprovechábamos mucho. Era un plantel humilde en primera. Pero con una calidad de personas bárbara.

¿Cómo fue esa experiencia en la D?

Excelente. En ese año 98/99, el Club Acassuso fue gerenciado por Claudio Marangoni y el técnico del equipo era Jorge Rodríguez que me conocía de Platense. Yo había quedado libre y entonces pude recalar en el Club. Un proceso también muy bueno, muy enriquecedor y yo iba con incertidumbre, porque se decía que en el ascenso no se podía jugar bien. Y comprobé que no. Tuvimos un equipo que se fue consolidando temporada a temporada, le agarramos la mano a la divisional y jugamos la final en Estudiantes contra Villa San Carlos. Ganamos 5 a 3 en un partidazo. Un logro personal muy lindo, teniendo en cuenta el grupo de compañeros y dirigentes que había. Una linda experiencia.

¿Se hacía difícil jugar de visitante?
Si, tanto en la D como en la C ni hablar. Desde la parte de infraestructura hasta lo deportivo en sí, era complicado. Tenías equipos con experiencia en esas divisionales, con mucha más tradición y eso se plasmaba en la cancha. La gente te lo hacía saber. Hasta que te adaptas cuesta un poco. También hay tabúes que se crean sobre eso. Pero depende de cada uno y la idea que inculque cada entrenador con respecto a los contextos.

¿Cuál es la mejor anécdota que te quedó?
Hubo muchas. Desde botines que tuve que regalar en la final, hasta una que ocurrió en la cancha de Excursionistas en la C. Veníamos bien los dos equipos y nos tocó ir allá. La cancha repleta y contra un equipo poderosísimo para la divisional. Contra Excursionista íbamos empatando y en un momento empiezan corridas en la tribuna visitante. Yo no sabía cómo hacer para pasarme por el alambrado porque estaban mis viejos ahí. Las hinchadas no se tenían simpatía, hubo disturbios y tumultos. Fue un momento muy desagradable. Una anécdota quizás no muy linda, pero denota un poco lo complicado que era ir de visitante.

Cuando te pasa eso sabiendo q están familiares tuyo no te importa nada...

Obvio que no. Hoy está en el anecdotario, pero en ese instante te sobrepasa todo. Mi familia me acompañó siempre a todos los partidos. Ver ese escenario y en un instante no sabes que puede suceder. Gracias a Dios ya paso.

¿Cómo fue eso de que regalaste los botines?

Me acuerdo y me causa gracia. Porque hasta el día de hoy me lo recuerdan. Resulta que un partido que había llovido mucho tuve que usar botines de tapones altos y tenía unos que eran demasiado antiguos, pero demasiado. Y en el vestuario obvio cuando los saque para ponérmelos eran puras carcajadas. Con decir que no pudo dar el técnico la charla previa de la risa. Ese partido fue contra JJ Urquiza en Acassuso. Ganamos 3 a 1 y a partir de ahí faltaron pocos partidos para la final. Los volví a utilizar porque llovió toda la semana previa y al finalizar, entre el jolgorio de haber ganado se los regale a Diego Musiano, un compañero de equipo que me los pidió desde que los vio. Al día de hoy que los tiene en su casa intactos y siempre me recuerda ese momento.

Me contaste como venís a Daireaux, pero ¿Cómo llegas a Bull Dog?
Mi señora es de Daireaux y yo la conocí en Buenos Aires. Cuando ella decidió volver lo hicimos los dos. Vivíamos frente al club y me contaba que había fútbol. Que jugaban una liga del interior y todo esos entretelones. Un día me asome tapial de por medio y vi que estaban jugando un partido en la cancha auxiliar. Me cambie, me cruce y hable con el entrenador en ese momento era el papa de Sergio Dellazzer. Me presente y le comente mi situación particular. Yo quería aunque sea entrenar y hacer un poco de fútbol. Solo para estar bien. Y me pregunto de que jugaba, le dije que en el mediocampo, y me puso de diez. Luego me paso de cinco y lo puso a “Corchi” Artaza que en ese tiempo jugaba en Bull Dog. Le gusto y creo que esa semana cerraba el libro de pases en la Liga de Pehuajó. Pidieron mi pase y me ficharon. Desde ese momento arranque mi odisea en el Club. También me dieron la posibilidad de empezar a trabajar en escuelita de fútbol porque faltaba un profeSOR y es al día de hoy que estoy trabajando en Bull Dog en ese área. Fue todo medio rápido. Lo lindo que a través del futbol pude insertarme un poco más rápido en la dinámica del pueblo, conocer gente y adaptarme más rápidamente.

Menos mal que ese día te asomaste por el tapial…
Sabes que sí. Inclusive lo salte y me metí al predio. Era sábado por la tarde, aproveche y me jugué el "picadito". (Risas)

¿Cuál fue tu mayor alegría en Bull Dog?
Primero que me hayan abierto las puertas para poder trabajar en el club. Formar parte del club, ir progresando conjuntamente en lo profesional y con la idiosincrasia de la institución me ha tocado ver los procesos de crecimiento de muchos chicos que hoy son ya estudiantes o profesionales. Que siempre se acuerdan de lo que uno le fue dejando como ideario de persona. Que se acuerden de uno es lo más gratificante. Otro lindo logro es haber podido dirigir en primera con procesos muy buenos y otros no tanto. Pero son las reglas del fútbol. Todo sirve para crecer. Los resultados deportivos son circunstancias, a veces dan alegría y otros no tanto. Hay cosas positivas que también se disfrutan al margen de los logros.

¿Y tu mayor tristeza en el Club?
Mirá, uno por ahi lo relaciona con los resultados deportivos que puede ser relativo, es obvio que cuando no te va bien en tu trabajo te "pinchas" un poco. Mi actividad en el club la he tomado siempre con mucho compromiso, lo más profesional posible y teniendo siempre presente que las cosas no se dan a veces como lo planeas. Con el tiempo y la madurez personal he aprendido a asimilar los malos tragos y darle prioridad a lo que puede llegar a ser. A lo que viene, derrochar energías de modo que la redituabilidad sea la esperada. No puedo estar triste en Bull Dog.

¿En qué año te retiraste?
En la temporada 2010/11 por una lesión en la rodilla no pude seguir jugando más. Me diagnosticaron una osteocondritis y tuve que dejar la actividad, porque sentía que me podía perjudicar en mi vida laboral diaria y no era conveniente. A partir de ahí decidí mirarlo desde afuera.

¿Cuesta cambiar el chip?
A mí no me costó mucho. Lo asimilé bastante bien. Toda mi vida fue destinada al futbol. En el momento que lo dejé, lo tome de modo normal y tambien puede influir el estar siempre en contacto con el deporte. Destinas menos tiempo a pensar y en que si está bien o no la decisión. Yo lo tuve que dejar a la fuerza lamentablemente .

¿Que era más duro tenerlo a Cappovila de compañero o de jugador?

Duro era para los rivales que te tenga que marcar Cappovila. (Risas) Agradezco que lo tuve de compañero. (Risas) Un grande en todo sentido, como jugador dejaba todo en la cancha, y como persona no lo voy a descubrir yo. Es muy querido en el ambiente, y respetado también. Un gran ser humano que me permitió conocer el fútbol.

¿Quién es tu ídolo local, nacional o internacional?
No sé si tan local pero a nivel regional me sorprendió Néstor Ramírez cuando lo conocí. El profesionalismo, la seriedad y el nivel cognitivo de juego que tiene, un ejemplo a seguir por los más jóvenes sin duda. A nivel nacional soy medio retro pero siempre me gustó el "Negro" Palma en Rosario Central y a nivel internacional me gustaba ver los partidos de Guardiola cuando era el 5 de ese equipo y Zidane. Jugadores que interpretan o interpretaron muy bien. Como el juego de Guardiola en el Barcelona

¿Si tenes que armar tu 11 inicial con jugadores que te han tocado jugar. ¿Cómo formaría el equipo de Nicolas Luna?

Uy dejaría muchos nombres afuera. Algunos no conocidos, pero que me ayudaron a progresar, seguramente en mi equipo estaría Ramírez, Cappovila, “El Enano” Mattioli, Gonzalo Barrancos (amigo), Rodrigo Lazarte (amigo) y Trezeguet. Es una pregunta difícil armaría como tres equipos. En el ascenso también tuve muchos compañeros con historial importante “Seba” Benítez, que jugo conmigo en Acassuso y el padre dirigió Curaru. No quiero ser injusto pero son los que se me vienen a la mente.

¿Qué es lo que más extrañas en esta cuarentena?
Lo principal es poder salir. Retomar la rutina que teníamos la mayoría. Extraño que mis nenas vayan a la escuela con normalidad, el poder ir a buscarlas. Extraño la voragine del trabajo diario, los entrenamientos con los chicos, volver a interactuar es el deseo que tiene la mayoría de la gente, esa condición de "libertad" es inherente a todos, hoy en día escasea pero hay que concientizarse y esperar.

¿Qué es el fútbol y Bull Dog en tu vida?
Yo siempre sostengo que el fútbol me permitió formarme de manera íntegra, física – psíquicamente. Desarrollarse sano, uno mismo cuando es infante o adolescente no le da mucha importancia a todas esas referencias. Es bueno poder transmitirlas. El fútbol me hizo conocer clubes, estadios, lugares y provincias. Formar parte de una gran categoría 77 de Platense que es hasta el día de hoy seguimos en contacto y con la misma mañas de siempre. Jugar en distintas categorías y niveles para referenciar realidades, asimilarlas y crecer. Paralelamente Bull Dog me dio la posibilidad de seguir jugando al fútbol, disfrutarlo porque es mi segunda casa y me abrió las puertas para trabajar en lo que más me gusta que no es poco. Creo que son dos momentos importantes del fútbol que me tocó vivir, tanto en Buenos Aires como en Daireaux y los dos fueron sumamente positivos en mi vida.