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Los equipos de Carlos Casares dominaron los últimos dos años de divisiones inferiores



Es cierto que en divisiones inferiores los resultados no deberían ser prioridad, si no, lo que debería importar es la formación del jugador. No deberían existir las presiones y se debería apuntar a los aspectos básicos del juego (técnico y táctico) para cuando llegue ese chico a Primera. Pero en varias oportunidades eso no pasa. Solo importa ganar. En ese ganar por ganar, se pierde más que un título. Se pierden muchos chicos en el camino. Esos que prefieren prender una Play Station a que ir a jugar a la pelota. Ese juego que nos apasiona a todos. Pero que muchos grandes, en buscar lo que no fueron de pequeños, hacen fracasar el sueño de otros.

En 2012, la Liga Pehuajense de Fútbol, decidió de jugar con puntaje en novena y octava división para quitarle dramatismo.

En lo que números se refiere, en los últimos dos años los equipos de Carlos Casares se quedaron con siete de los ocho torneos. Agropecuario arrasó con seis campeonatos. Deportivo de dicha ciudad se quedó con el certamen de séptima división. El único Club local en ganar en estos dos años fue Estudiantes Blanco en 2018. Fue en cuarta división. Para buscar a un campeón que no sea “albinegro” o casarense, debemos ir al año 2016.

¿Qué esto suceda a que se debe? ¿A qué el nivel de exigencia competitiva sea mayor? ¿A la estructura de Agropecuario? ¿A un menor trabajo formativo? o Tal vez a una conjunción de items, que luego de visibilizan, con la llegada masiva de refuerzos para la primera división. Se puede decir que si o se puede decir que no. Seria largo el debate y eso es lo bueno que tiene el fútbol.

Ante de los ingresos de los clubes de Carlos Casares, el amplio dominador era Estudiantes Unidos. Una institución con un proyecto a largo plazo y presentando en varias oportunidades dos equipos por categoría.

Es cierto, algunas otras instituciones han salido campeón. Pero mínimas. No todos llegaban a presentar la tira completa de categorías. Eso es primordial. Eso es ganar y es más importante que un campeonato. Porque jugar todos los fines de semana ayuda mucho el desarrollo de la competencia interna.

En reiteradas ocasiones, chicos de algunas divisiones pasaron muchos sábados sin jugar. Debido a que otro Club no presenta esa divisional. Eso equipara siempre para abajo y empobrece el nivel.

Lejos quedaron esos torneos de quinta división (Hoy cuarta), que tenían gran repercusión y mucho de esos chicos jugaban sábado y domingo. Hoy, esa categoría es la última del día. Ya que nadie va o a pocos les interesa. Una divisional que debería ser ojos de todos, porque están a un paso de nutrir la Primera de la institución.

En una ciudad donde se respira fútbol, es interesante pensar porque los clubes no tienen su cinco categoría formativas. Podemos entender que pase eso en los pueblos. ¿Pero en Pehuajó? Eso sí que es difícil de entender. Lo más fácil será decir que la culpa es del otro. Pero nunca miramos lo que damos nosotros.

Ojala que con la vuelta del fútbol en 2021, se observe a las instituciones, poniéndoles el mismo énfasis a las inferiores que a una Primera. Porque los “pibes” son el futuro de todo Club. Son el futuro de toda liga.

Fuente: Diario Noticias