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KDT: a 100 años de su nacimiento, un desafío para afianzar su identidad



En el año 1920, un grupo de jóvenes hermanados por el noble culto de la amistad, se propusieron llevar adelante la fundación de un club. Entre otros, Eugenio Willig, Horacio Crudele, Alfredo Alzatti y Antonio de Gregorio, sumándose vecinos identificados con la iniciativa.

El 4 de julio la idea cristalizó. El encuentro inaugural se realizó en la casa de la vecina Miguela C. de Crudele. Se saboreó un exquisito chocolate y se decidió denominar a la nueva entidad "Club Unión de Cadetes". Se eligieron como colores de la divisa el blanco y el rojo a rayas verticales, tomados de una de las glorias del fútbol argentino, el Alumni F.C.

En 1923 adoptó la denominación de Club Atlético KDT. Era cita obligada de jóvenes y adultos, en su mayoría atraídos por el fútbol, deporte que deparó a la institución muchos halagos, logrando el título de campeón de la Liga de Fútbol del Oeste y varias veces subcampeón. Más tarde se sumarían conquistas en la Liga Pehuajense de Fútbol.

Luego de la fundación, la primera sede y secretaría funcionó en un local del Centro Empleados de Comercio, en calle Mitre. En 1963 se construyó la sede social en Calle Yrigoyen 550, con amplias comodidades, donde además de la actividad social y de esparcimiento, se practicaron varios deportes y se realizaron actividades culturales. Fue notable la tarea realizada en ajedrez.

El primer campo de deportes estuvo ubicado en la plaza España hasta que se construyó la Terminal de Ómnibus y se limitó a media manzana. Posteriormente, se instaló en Rawson y Lafinur y luego en el predio aledaño al ex Hipódromo Pehuajó, conocido actualmente como el bajo kadetista. Al cumplirse la primera centuria se proyecta su futuro en un predio de amplia dimensión, ubicado sobre la avenida Juan Lavarden cerca de su intersección con la ruta 226.

Sin duda alguna, KDT tuvo vaivenes favorables y adversos durante su trayectoria. Llegó a situaciones limite pero pudo superarlas. A propósito Vique Quarteroni nos decía “Nos pasaron todas, inundaciones, vientos que nos dejaron sin techos, malas administraciones, etc. pero seguimos”. Y Jorge Galiani remarcó duros tiempos de crisis, cuando todo era oscuro y no se vislumbraba un buen porvenir. “Pensé que KDT iba a desaparecer, pero apareció una camada de gente nueva con mucho futuro y ganas de hacer”, manifestó en su momento, cuando su divisa conquistó el título de 2003.

Futbolísticamente numerosos jugadores de calificado nivel integraron sus planteles. Se destaca la figura patriarcal de Jesús Díaz que trascendió al ámbito nacional, al lucir la camiseta de Gimnasia y Esgrima de La Plata, participando de una gira por Europa. En homenaje se impuso su nombre al campo de deportes.

Y fueron varios los pehuajenses que brillaron en distintas etapas, luciendo con orgullo la casaca kadetista,entre otros Coribadino, Iturrieta,Alonso, Berdini, Núbile, Barbera, Quarteroni, Ranciari, Galiani.

“CON KDT FUI FELIZ Y SOY FELIZ”
Oscar Alberto Quarteroni (“Vique), vive con profunda nostalgia y emoción el centenario de su club. Fue jugador, técnico y presidente. Llegó al club en 1955 y junto a Jorge Galiani, a los 17 años jugaron en primera. “Yo nací ahí. Todo lo que era la parte de la calle Varela, la Terminal era todo KDT. Allí estaba la cancha vieja, nosotros recién caminábamos y saltábamos el alambre para ir a jugar dentro de la cancha”, afirma.

Su corazón kadetista es elocuente. “Pasé por todas las divisiones, desde inferiores, que en ese tiempo no había tantas sino que era la cuarta división. La integre con varios que después ascendimos a primera, el caso de Jorge Galiani, Gil, Ponce, mi hermano y otros. Tuvimos la suerte de ascender a primera”, recuerda.

Habla del club de sus amores y la emoción lo invade. Es muy fuerte, lo vive, lo siente. Y en pocas palabras sintetiza su sentir: “con KDT fui feliz y soy feliz. Es gratísimo ser parte del club”.


“KDT ES TODO, ES LA VIDA”
Jorge Galiani, otro ícono kadetista ya fallecido. Fue jugador, entrenador y dirigente. Integró el equipo que logró el primer bicampeonato y revivió emociones similares detrás del alambrado en el año 2013. “Lo viví con mucha emoción, cuando uno se pone viejo se emociona más. El año pasado nos dieron el campeonato, y este año, el bicampeonato que era lo único que tenía KDT de la época mía”, dijo en esa ocasión a "mirá".

Cumplió todos los roles en el club. "Pasé toda mi vida en KDT, así que estoy muy contento, muy contento con la gente que tiene la institución, por los jugadores, muy disciplinados, la verdad que muy lindo. Y al margen del título, fue muy linda la temporada”, manifestó en 2013 y al recordar su época juvenil sostuvo: “Hice muchos amigos, me ayudaron mucho cuando fui jovencito, gente como Ramón Osvaldo Ginies, Gilberto Esnal, Popo Guglielmino, nos enseñaron a ser hombres, a como comportarse en la vida y no solo en el fútbol”.

“KDT es todo, es la vida. Por ahí una noche no pude dormir por un problema del club, a veces un problema personal no me repercutía tanto como lo tuviera en KDT", remarcó al recordar su paso como presidente (1989-1991) "cuando le entregué la posta -dijo- a Héctor Iragüen Pagate, una gran persona y un gran colaborador”.

KDT ES UNA GRAN PARTE DE MI VIDA
Julio Núbile es otra de las figuras destacadas en el historial del centenario club. Llegó en 1962 y fue protagonista del primer bicampeonato, luego de haber integrado los planteles de Chacarita, San Lorenzo y Los Andes.

Al preguntarle que representa el club pehuajense en su vida, afirmó: “KDT fue muy importante en mi vida, tanto en lo deportivo como en lo social. Me sentía como en familia, pese a haber venido de afuera era un componente más de esa gran familia. Siempre encontré apoyo y contención en Don Ramón Ginies, otro luchador del club”.

“Un recuerdo muy especial para el Dr. Samuel Steimberg, que fue mi guía, me dio su afecto y ganó mi voluntad, incluso cuando tuve oportunidad de ir a jugar a Paraguay. Su orientación y su amistad siempre predominó, y además en ese tiempo ya estaba afianzado en Pehuajó, ya había conocido a mi esposa Marta”, acotó.

Finalmente, visiblemente emocionado expresó a “mirá”: “KDT es una gran parte de mi vida. Lo quiero mucho. Es algo muy significativo para mi. Futbolísticamente creo haber cumplido de la mejor manera, era mi obligación cumplir y siempre me pareció poco lo que hice y di por el club”.



EL GRAN SUEÑO PARA QUE KDT SEA UN GRANDE VERDAD
El actual presidente, Francisco Stella, junto a un entusiasta grupo de dirigentes y simpatizantes, al referirse al centenario, expresó:

“Vivimos el presente, más allá de la pandemia, de la mejor manera. Porque tenemos la frutilla de nuestro resurgimiento a la vuelta de la esquina, que el precio nuevo, y por eso estamos, además de estar orgullosos de todo el camino trazado este último tiempo, también expectante para ver si podemos terminar la obra que llevamos a cabo en el nuevo predio.

El centenario es una cosa importantísima porque en nuestra ciudad, justamente ayer se cumplieron 137 años de la fundación y nosotros llegamos a cien, como uno de los pocos clubes que tiene la potestad de tener esos años, con mucha gente que ha pasado y ha engrandecido a nuestra institución. Y mucha otra, que seguramente como nosotros, sigue manejando y estando a la altura de las circunstancias para poder llevar este KDT a ser grande de verdad.

Por eso el orgullo por un lado y las ganas de poder concretar, cuanto antes podamos, la construcción del nuevo predio. Esas son las expectativas y el mayor de los anhelos. Lo que queremos como kadetistas es terminar esa obra para para que sienta un precedente y para empezar a forjar, de ahí en más, todo lo que lo que podamos nosotros desde la inventiva dirigencial llevar a cabo para nuestra institución”, manifestó el actual presidente.


Al cumplirse la primera centuria de KDT, adherimos al feliz acontecimiento y hacemos llegar nuestras congratulaciones a directivos, jugadores, asociados y simpatizantes de la entidad junto al recuerdo y reconocimiento a quienes ya no están entre nosotros y en distintas épocas hicieron su aporte en favor del crecimiento y sostenimiento de la popular institución.


Fuente: Mirá Pehuajó