#Futbol

Víctor Zegarra: “En la ciudad se sufre mucho la discriminación y en el pueblo no tanto. He vivido en Curarú y en Mones Cazón, y se le da más valor a la persona. En la ciudad, primero es la procedencia y en función de eso, te catalogan”



Edición número 86 de la nueva sección que brindamos en nuestra web con un protagonista que compone la Liga Pehuajense de Fútbol. Distendida, conociendo al protagonista desde otro lado. Es el momento de un jugador distinto que paso por nuestros escenario. Es el turno de Victor Zegarra.

¿Dónde arrancaste a jugar al fútbol y por qué?
Arranque en La Plata. Es raro, porque nunca me había gustado el fútbol. Me gustaba más el tenis. Por cuestiones de que mi hermano que me sigue, yo soy el mayor, de cinco. Atajaba y yo veía que lo llamaban, venia el entrenador y les traían regalos. Vi eso y dije, quiero eso. (Risas) Y ahí empecé a jugar. Tendría ocho años. Ahí empezó todo. Hasta que llegue a la liga de Pehuajó por cuestiones de laburo de mi viejo, nos mudamos en la época de la inundación y empecé en Unión de Curarú.

¿Con la raqueta como eras?
Era malo en la raqueta como en el fútbol. En esa época, yo soy del 72, empecé con el tenis porque era el furor de Vilas y Clerc. Estábamos todos los pibes en el barrio con paletas y pude tener después una raqueta. Mala, pero una raqueta al fin. (Risas) Jugábamos en terrenos baldíos. Nada de canchas oficiales. Marcábamos todo así nomas. Después probé con el fútbol. Pero no sabía jugar. Me rechazaban de todos lados. Fui persistente, intente aprender y traté de meterme en todos los lugares posibles. Pero más que por gusto, era por ese desafío al rechazo. Porque no estaba bueno. Hoy lo analizo así. El hecho de ser rechazado en todos lados hizo que me esforzara más. Con el correr de los años me di cuenta que el fútbol era mi pasión.

¿Vilas o Maradona en esa época?
Justo apareció Maradona en el 80/81, invadieron los quioscos con alfajores y chupetines “Dieguito”. Era todo un merchandising , que hizo que todos los pibes que hacíamos otro deporte nos volcáramos al fútbol.

¿De qué empezaste a jugar o te mandaban al arco?
En ese sentido tuve suerte. Empece de wing. En esa época se usaba mucho. Bien por afuera. Arranqué por derecha y me fue bastante bien. Te repito, los primeros clubes me rechazaron y seguí insistiendo. Hasta que enganche un Club y en el primer año, terminé siendo el goleador de mi categoría. Eso fue cerca de los diez años. Pero era un juego básico. Desbordaba y le pegaba al arco. (Risas) Las canchas eran chicas, cancha de siete. Por circunstancia de la vida, mi viejo se recibe y a fines del 83 nos vamos a vivir al Perú. Mi viejo es peruano y por eso, a mí me dicen así. Yo soy argentino y nací en La Plata. Mi vieja es entrerriana. Cuando nos vamos al Perú, ahí aprendí muchísimo. Lo que es técnica y gambetear, lo aprendí ahí. El peruano tiene un juego muy rico. No me quedaba otra que adaptarme. No podía hacer lo que hacía, de tirarla larga y querer desbordar. Ese juego era muy previsible. Tenía que buscar otros recursos. Me fui adaptando. Allá se usan las canchas de fútbol 5, pero de cemento y hay en determinado lugares que se juega en arena. Aprendí mucho. Cuando volvimos a la Argentina en el año 86 que nos instalamos en Curarú. Mi juego era otro.

¿Sufriste mucha discriminación por lo de "Peruano" en la adolescencia?
Si y se sigue sufriendo. Igual ahora con esta edad me lo tomo de forma diferente. Se sufría en los dos lugares. Cuando llegué al Perú era el “argentino” y el peruano es muy discriminador. No te creas que sucede solo acá. Pero cuando vine acá la padecí muchísimo. Todo el tiempo. Cuando volvimos a La Plata, aunque no hayamos ido tres años, era una de que me cagaban a trompada todos los días en el colegio. Después fui a Tejedor, donde termine el secundario y era la misma historia. Solamente por haber venido de allá. Por más que explicaba que yo era argentino, ya me habían puesto el apodo y me cagaban a palo todos los días. Se sufre un montón. En la ciudad se sufre mucho la discriminación y en el pueblo no tanto. He vivido en Curarú y en Mones Cazón, y se le da más valor a la persona. En la ciudad, primero es la procedencia y en función de eso te catalogan. El argentino es medio duro en eso.

¿Te acordas esos primeros días en Curarú?

De los primeros días no tengo recuerdos. Pero si, que le tome un cariño muy especial al pueblo. Curarú es mi segunda casa. Mis mejores amigos están ahí. Te puedo decir que he vivido miles de cosas ahí, que en la ciudad no se puede. Con respecto al fútbol nos pasó en plena inundación. Teniamos que ir a Pehuajó y habia que cruzar en balsa. Imagínate la situación. Era una locura. Era salir ocho de la mañana desde el Club e íbamos hasta el cruce de un paraje. Ahí salía la balsa, un frío en invierno. Sabes lo que era eso. (Risas) Hacíamos como cuarenta minutos de viaje y nos esperaban del otro lado. Nos esperaba un colectivo del lado de Pehuajó y así llegábamos. Era maratónico y lo hacíamos fin de semana por medio. Los equipos de Pehuajó lo hacían una sola vez en el año. Yo lo disfrutaba porque era chico. Veía que los grandes lo padecían. Una locura.

¿Y qué se siente que muchos que te vieron te tengan como ídolo?
No sé si tantos eh. Conozco un par que son amigos. Emilio Sanchez, El “Gallego” Martín y José Moretti. Son los tres que conozco que me tienen como ídolo. Si, que hay varios que le ha gustado como he jugado. Eso sí. Pero ídolo no. No me considero de los mejores. Si me considero que he hecho bien las cosas donde he jugado. Es un halago, un mimo. Es algo que te hace sentir bien.

¿Cuál fue tu mayor alegría en el fútbol?
Que pregunta. Déjame pensar. Si tuviera que ser por logro, te diría que fue el año que llegamos a la final con Unión en la Liga del Oeste. Estuvimos cerca. Hicimos un torneo genial. También te diría lo mismo con Independiente MC. Jugábamos muy bien en cualquier lado. Nos gana Defensores con un esquema defensivo y con experiencia. Nosotros no teníamos eso para jugar una final. Llegar a esas dos finales fue mi mayor alegría. A su vez mi mayor tristeza. Alegría por el recorrido. Tristeza por quedar ahí. Viste que dicen que del segundo nadie se acuerda. Frase bilardista, pero es tal cual.

Para un pibe que no te vio jugar y pregunta como jugaba y de que jugaba Víctor Zegarra. ¿Vos que le decís?
Fui mutando mi juego con el correr de los años. Puedo decir que era un jugador habilidoso. Pero es difícil la pregunta. No está bueno hablar de uno. Porque parece que fuera egocéntrico. Te voy hablar, como yo le hablo a mi hijo. Mi hijo está dando sus primeros pasos y esta esforzándose para llegar a jugar en la primera de Gimnasia. Ya está entrenando y a pesar de eso, yo le doy consejo. (Risas) Yo era un jugador habilidoso, pero que trataba de buscar el punto débil del rival. Aprendí eso. Tuve muchísimas veces rivales que eran dificilísimos de hacer una diferencia. Rápido y hábil. Buscaba al mejor compañero posicionado. No era egoísta. No jugaba para mí o para brillar. Jugaba para que el equipo gane. Si no ganábamos el domingo, me iba amargado a mi casa y por más que yo hubiese jugado bien. O me volvía de Pehuajó a La Plata amargado y me costaba unos días recuperarme.


¿De qué juega tu hijo?
De extremo por derecha.

¿El hijo supero al padre?
Ampliamente. (Risas)

¿Disfruta mucho verlo jugar?

Si, se me cae la baba con mis dos hijos verlos jugar. El más chiquito tiene 10 años. Voy siempre, salvo cuando juega en Cordoba o Rosario. Pero acá en La Plata voy siempre.

¿Qué te dijo de Maradona?
Que una cosa es lo que se muestra por televisión y otra muy diferente cuando está con el grupo. Creo que lo han dicho todo los jugadores. Es una persona muy afectiva. Se acerca mucho y trata que todos estén bien. Tambien si los tiene que cagar a pedo por alguna jugada lo hace. Pero bueno, es parte del juego y más en esos clubes que hay tantas exigencia. Esta muy contento con Maradona y se puso feliz que renovara. Tiene la ilusión de debutar con Diego como entrenador. El “Gallego” Mendez y Adrián Gonzalez lo tienen muy en cuenta. Ojala se le dé el sueño.

Pero no lo caga a pedo cualquiera, lo reta Maradona...

(Risas) Eso seguro. Está muy cómodo. Al principio nervioso. Pero lo tratan muy bien.

Por lo que decias de tu juego, disfrutabas mas una asistencia que hacer un gol…
Si, totalmente. Pero cuando estuve en Reserva en Unión, pelee un par de torneos la tabla de goleadores. Leandro Iriarte de Estudiantes, siempre me ganaba por uno o dos goles. Pero después me gustó más a empezar a asistir. Disfrutaba mucho dar un buen pase de gol.

¿Cuál fue la patada más dura que te pegaron en tu carrera?
Recibí muchas patadas. Pero la más dura, fue del “Pato” Lamanna. En un clásico, Mira que había sido compañero. Pero no me perdono. (Risas) Yo ya sabía cómo era. Me midió en una pelota dividida y me acuerdo que me pegó un planchazo. Me dejó dormido de la rodilla para arriba. Estuve como cinco minutos que no podía pisar.

¿En qué equipos jugaste en tu trayectoria?
Jugué en Unión, Huracán de Carlos Tejedor, Atlético MC, Independiente MC, Maderense, Progreso, Estudiantes Unidos y Calaveras. Parezco el “Loco” Abreu. Jugué en todos lados. (Risas)

Te falto Deportivo y siempre estuviste en las dos veredas…
Vos sabes que tenes razón. Nunca lo había pensado así. (Risas)

Lindo el clasico de Mones y de la ruta 5..
Hermosos clásico. Igual, me quedó con el clásico de Mones Cazón. Por lo menos en esa época. En el año 98, cuando vuelve Independiente al fútbol, se llenaba. No quiero hablar de gusto, pero más de mil persona había en la cancha. Esos clásicos se hacían sentir y eran muy lindos.

Si tenes que armar tu 11 inicial con jugadores que han sido compañeros tuyos. ¿Cómo formaría el equipo de Víctor Zegarra?
“Vasco” Gorraiz al arco, Emilio Sanchez, “Mencho” Cristaldo, Esteban Lovera, José Lamanna, Guillermo Cocco, “Potro” Díaz, Pilo Núñez, Javier “Bocha” La Scaleia, el “Negro” Astudillo y “Pato” Gutiérrez.

Si tenes que elegir tres compañeros. Uno para hacer el asado, otro para poner la música y el restante comprar la bebida. ¿A quién elegís?

Para la música el “Potro” Díaz. Compañero que falleció en la inundación del 2013 en La Plata, pero que tenía una alegría que contagiaba. Para el asado Guillermo Cocco y para la bebida eran flojitos. No había grandes borrachos. Me encargo yo. (Risas)

¿Te quedó algo pendiente en el fútbol?
No me quedó nada pendiente de mi carrera. Si me hubiera gustado jugar de formar oficial con mis hijos. Pero pude darme el gusto de jugar en partidos no oficiales con él y es un disfrute total. No puedo explicarte lo que se siente compartir ese momento. Y está más que claro que con mi viejo también. Me hubiese encantado, él también fue un buen jugador y pude verlo. Me hubiese encantado.

¿Qué es el fútbol en tu vida?
Es mi pasión. Pero no solo eso. El fútbol me dio una identidad. Me formó como persona. El fútbol te enseña los valores y los objetivos que se pueden conseguir si uno están unido en un propósito o una idea. El fútbol es una parte muy importante en mi vida y así se lo transmito a mis hijos. Es un ámbito donde todos somos iguales. No hay otro interés que intentar ganar con herramientas válidas. Es el reflejo de lo que uno quiere ser en la vida. No veo mi vida si el fútbol.

Foto: Carlos Llanos