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Ceferino Rivas: “Yo dialogaba con los defensores y les decía, agarrenme la camiseta, porque si me pegan, a la vuelta venden tortas”



Edición número 99 de la nueva sección que brindamos en nuestra web con un protagonista que compone la Liga Pehuajense de Fútbol. Distendida, conociendo al protagonista desde otro lado. Es el momento de un gran delantero con corazon azulgrana. Es el turno de Ceferino Rivas

¿Dónde arrancaste a jugar al fútbol y por qué?
Arranque en Boca. Hice todas las inferiores ahí hasta llegar a Primera. Después de ahí me fui a Defensores. Me encantaba el fútbol desde que tengo uso de razón. Ahora ya retirado voy a la cancha a ver a Defensores. Club del cual soy hincha.

De chico me imagino que algún que otro potrero habrás jugado…
Era una época hermosa, divertida y sana. Recuerdo que nos juntábamos con un par de chicos y después íbamos a Boca. Esa época la vivimos, pura y exclusiva para nosotros y para el fútbol. Te soy sincero, quisiera volver el tiempo atrás para revivir esa época tan linda. Recuerdo muchas cosas. Los compañeros y las salidas que teníamos. Era muy lindo todo. Muy sano. Que linda época. Uno se pone a pensar de grande y encontras todas cosas linda. Te repito, me encantaría volver el tiempo atrás.

¿Se aprendía todo en el Potrero?
Yo aprendí muchísimo. Nos enseñó muchísimo el potrero y Boca. Todo eso es imborrable. Teníamos de entrenador a Juan Giménez, que te hablaba y te aconsejaba. Te enseñaba a pararte en la cancha, a sacar un lateral y a respetar al rival. Fue algo maravilloso. Un día, teníamos que jugar y estaba enfermo. Él estaba ahí. Nos conseguía cosas para nosotros. Un fenómeno Juan.

¿Siempre fuiste delantero?

Cuando arranqué en las inferiores jugaba de 8. ¿Porque jugaba de ocho? Porque era el furor de Boca y de Blas Armando Giunta. Viste lo que era Blas. Era un fenómeno e iba fuerte siempre a la pelota. Yo lo veía en la tele y a mí me gustaba. Arranqué de “8” y a mí me gustaba ir fuerte. Ya de chico era la pelota o el hombre. (Risas) Pero una vuelta en quinta división, faltó el 9 y Juan Giménez me puso ahí. Me gustó ese puesto y arranqué. Ese día hice tres o cuatro goles. Desde ese fin de semana empecé a jugar de 9 hasta el fin de mi carrera. Hice bastantes goles y me dio mucha alegría. Igual el puesto de 8 me gustaba. Porque me gustaba ver a Blas Giunta y me caracterizaba con él.

¿Se hacía difícil jugar para los visitantes jugar en la cancha de Boca?
Se le hacía muy difícil a cualquier equipo que iba. Tanto en inferiores como en Primera. Nos favorecía que era una cancha muy chica. Estábamos acostumbrados nosotros. Y cualquier equipo que venía, era como que se sentían encerrados. Era muy difícil para los rivales.

Linda barriada que lo seguía mucho...
La cancha se llenaba. La barriada te seguía. Lamentablemente no tuvimos la suerte de salir campeón. La gente te aplaudía, te esperaba al salir a la cancha. A pesar de ganar o perder. Era parecida a la gente de Defensores.

¿Cuándo pasaste a Defensores?
No recuerdo bien el año que pasé a Defensores. Fue en la época que Boca no entro más. Me acuerdo que tenía 15 o 16 años. Fue muy triste, porque los que estaban en Boca hicieron muy mal las cosas y el Club se fundió. Fue muy triste para los jugadores que nos iniciamos ahí, ver como el Club no presentaba equipo y cerraba. Era un Club bárbaro. Tenía un gran semillero.

¿Cómo fue jugar contra River?
Uff, que pregunta. (Risas) Un recuerdo muy lindo. Estaba Borrego como entrenador. Me convocó a mí y a Americio (Delfino) de Defensores. Américo me paso a buscar tarde y llegamos tarde a la liga para cambiarnos. Llegamos y estaban todos cambiados. Borrego nos miraba y no sabía qué hacer. Me acuerdo que le sacó la camiseta a un chico y lo puso a Américo. Me acuerdo que yo iba de 9 y lo puso al “Indio” Alzamendi. Jugué medio tiempo. Nos ganaron 3 a 0. Se jugó lindo. Américo y el “Chato” (Ferreyra) jugaron un partidazo. Un lindo recuerdo.

Te creen cuando decís yo jugué contra Crespo y Almeyda...

(Risas) En realidad nunca hable de eso. Nunca mencione nada. Hablamos de fútbol pero a veces no me acuerdo. Si hubiera sido de Boca, sí. (Risas) Se lo he contado a mis hijos y nunca me creyeron. Hace poco salió una nota de ese partido y me decían, “tenías razón papi que habías jugado contra River” (Risas). Yo le decía y ellos me decían, “que vas a jugar vos”. De yapa, son hinchas de River mis hijos. Estaban más felices ellos, que yo que había jugado con River y más contra esos jugadores. Gracias a esa nota y a esas fotos, me creyeron y me felicitaron. (Risas) Ya te digo, yo soy fanático de Boca y ellos de River. Me reía, porque estaban más contento ellos que yo. (Risas)

Ellos de River y vos de Boca me contas. No me quiero imaginar lo que debe ser esa casa los domingos de superclásico….
Imagínate. (Risas) Es un griterío de quien gana ese domingo. (Risas) Y cuando nos ganaron en España, no te imaginas como estaban. Me gritaban los goles en la cara. Me dijeron de todo. (Risas) Cosas del fútbol. Eso condimentos que tiene, ese folclore único y sano. Vivir un clásico con mis hijos es algo impagable. La verdad que es muy lindo.

¿Cuál es la mayor alegría que tuviste en el fútbol?

Salir campeón con Defensores. Fue mi primera y única vez que salí campeón. Fue algo inolvidable. Una alegría enorme. Ver a mis hijos, mis viejos y gritar el gol justo en el arco donde estaban ellos. Subido los más arriba del alambre fue una alegría enorme. Momento imborrable. Tantos años y mi anteúltima temporada, fui campeón y goleador. Imposible olvidar. Eso no se olvida más.

¿Ves esa foto arriba del alambre y que pensas?
Yo tengo la foto. Me acuerdo el gol, la euforia de la gente y de corear mi nombre. Fue muy lindo. Algo que no lo voy a olvidar. La foto la tengo en mi living y a veces me pongo a mirarla. Me trae muchos recuerdos de ese domingo. Ver a la gente de Defensores festejar. Que te voy a decir, emocionante de donde se lo vea.

Que sentís cuando los hinchas de Defensores dice mi idolo es Ceferino y alguno no te vieron jugar…

Una alegría inmensa. Hay chicos que me preguntan en la calle, si yo jugué en Defensores. Porque me vieron por foto. Ver gente en la calle y me gritan “goleador”. Es algo muy lindo. O te ve un chico y me dice, vos sos ídolo de mi viejo, de mi vieja o hermanos. Te tienen en una foto o hablan de vos. Que te reconozcan así es algo muy gratificante. Y ya pasaron unos años. (Risas) Me llena el alma.

Javier La Scaleia en la nota que le hicimos nos dijo que eran una delantera de peso. Pero que el más pesado (por kg) eras vos. ¿Eso es verdad o mintió?

Algo me habían comentado de lo que dijo Javier. (Risas) No soy muy adicto a la tecnología. El “Pelado” es un excelente jugador y una excelente persona. Muy agradable. A lo mejor tenía razón, éramos peso pesado. (Risas) Pero me parece que me ganaba él. Tenía unos kilitos de más. En ese 2003, estaba más liviano que él. Javier era un tremendo jugador. El delantero que vi, viniendo de afuera, que hizo la diferencia. En todos lados donde jugó salió campeón. Como jugador y como persona hay que sacarse el sombrero. Con el tema de los kilos, él estaba más pesado que yo. Aparte éramos pesado adentro de la cancha. (Risas)

¿Cuál fue la patada más dura que recibiste en tu carrera?
Mucho no me pegaron en mi carrera. Yo le advertía antes. Si no me pueden agarrar, no me peguen, agarrenme de la camiseta. Patada alevosa nunca tuve. Jamás. Yo dialogaba con los defensores y le decía, agarrenme la camiseta, porque si me pegan, a la vuelta venden tortas. (Risas) Y nos respetábamos en la cancha. El que me pegaba en la cancha yo le pegaba. Gracias a dios, nunca me dieron una patada fuerte.

¿Cuáles son los tres goles más importante o más lindo de tu carrera?
Uff, he hecho muchos goles y mi memoria no me ayuda. (Risas) Me acuerdo uno en cancha de Deportivo en el 2003. Ese día hice tres goles. Agarro la pelota en la mitad de la cancha y paso a tres o cuatro jugadores. No sé si más. Me sale el “Gato” Díaz, se la “cuchareo” por arriba y se la clavó al ángulo. En el arco que da a la avenida San Martin. Ese gol fue tapa del diario Noticias. Hice tres yo y el otro el “Pelado” (La Scaleia). Otro fue en cancha de Defensores contra Atlético Casares. Creo que atajaba Hugo Pizarro. Otro que me acuerdo fue uno de cabeza. Hice pocos de cabeza. En Paso, cabeceé de la punta del área grande, tomo la comba la pelota y se la clave al ángulo. También atajaba Hugo Pizarro. Tremendo cabezazo que nunca más lo repetí. Tremendo golazo. Eso fueron los tres más lindo. Igual me quedo con el que le hice a Deportivo. Ese día los hincha de Deportivo me aplaudieron cuando me sacó en “Loco” Zurro.

¿Cuál es tu mejor anécdota que te acuerdes que te dejo el fútbol
Esa te la debo. Ahora me agarraste frio y no me acuerdo ninguna. (Risas). Pero debo tener muchísimas. Fueron muchísimas y lo mejor que te deja el futbol es eso y las amistades que te da la pelota.

Si tenes que armar tu 11 inicial con jugadores que han sido compañeros tuyos. ¿Cómo formaría el equipo de Ceferino Rivas?

En el arco a Juan Niz, al “loco Ninga”. Arquerazo. De dos al “Narigón” Del Valle. Tremendo dos. De seis lo pondría a Horacio Goñi. De cuatro lo pongo a Oscar Celiz. Temperamental el “Indio”. De tres el “Chueco” Toledo. Jugó en Boca conmigo. Esa es mi defensa ideal. En el mediocampo pongo a Américo Delfino, al “Chato” Ferreyra, “Gato” Tolosa y al “Narigon” Verdi. Un motorcito era Germán. Arriba al “Tunga” Rivas y al “Cali” González.

Quien era mejor. ¿El “Tunga” o vos?

Éramos muy distintos. El más completo era el “Tunga”. Él hizo muchos goles de cabeza y con el pie también hizo varios. Era muy completo. Hilvanaba una jugada y terminaba haciendo un gol. Yo me caracterizaba por la gambeta larga y por la velocidad que tenía. Por fuerza. El mejor era el “Tunga”. Para cabecear era un fenómeno, le ganaba hasta “Manu” Ginobilli para saltar. Impecable. (Risas)

Si tenes que elegir tres compañeros. Uno para hacer el asado, otro para la música y el otro para la bebida. ¿A quién elegís?
Para hacer el asado el “Topo” Sarobe. En el 2003 hacia unos asados tremendo. Era un fenómeno el “Topito” con las brasas. Terrible. Para la música, el “Harry Potter”, Américo Delfino. Que jugador Américo, además cantante y muy divertido en el vestuario. Para la bebida, sin lugar a dudas y que se gana el podio es “Guille” Ortellado. Era terrible “Guille” (Risas) Además lo que jugaba. Para la pelota y la bebida, una barbaridad. (Risas)

¿Te costó mucho dejar de jugar?
Me costó muchísimo. Sufrí como los mejores. Llegaba el domingo cuando había dejado de jugar y me iba a un campo de un amigo que solíamos irnos los fin de semana. No prendía la radio. No quería escuchar nada. Me enteraba el lunes como había salido Defensores. Fue durísimo. Lagrimas me costó. Es tan corta la carrera del futbolista y tan linda a la vez.

¿Cuándo volviste a la cancha a ver?
Me costó bastante. Me costó alrededor de tres años volver a la cancha. Yo no quería ir más. Mi señora me insistía de ir a ver a Defensores y yo le decía que no quería ir. Que me iba a poner mal. Gracias a mi señora pude volver a la cancha.

¿Qué es el fútbol y Defensores en tu vida?
El fútbol y Defensores es lo más grande que puede existir. A Defensores lo llevo en el alma.