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El profesor Roberto Vicente dejó Pehuajó y se fue a vivir a Trenque Lauquen



Semanas atrás, nos enteramos que el Profesor de Educación Física, Roberto Vicente dejó Pehuajó para instalarse a vivir en la vecina ciudad de Trenque Lauquen. Un docente que dejó una huella muy importante en nuestro deporte, en generaciones, pero fundamentalmente en la comunidad, a través de su hombría de bien.

Y porque los reconocimientos deben hacerse en vida, estas líneas, seguramente escuetas para describir tanta vocación, servicio y formación de personas, trazan una semblanza de un tipo apasionado y justo en su actividad. Varios fueron los alumnos que pasaron por él y desde sus conocimientos, dejó un legado a sus educandos. Fanático del básquet. Tanto que sus hijos, Javier, Alfredo, Anahí y Fernanda continuaron con esa pasión. Aunque esto no evitó que se destacaron en otras disciplinas como futbol, atletismo o handball.

El andar de la vida hizo que Javier y Fernanda se encuentren viviendo en Trenque Lauquen. Esto “ayudo” a que el profesor y Norma, tomaran la decisión de dejar nuestra ciudad e instalarse a poco más de 90 kilómetros de donde surcaron parte de su camino. La idea de estar cerca de sus hijos y sus nietos fue motivo más que suficiente para tal mudanza. ¿Qué habrá pasado por la cabeza de Roberto cuando tuvo que tomar esa decisión y saber que no iba a caminar más con frecuencia las calles que lo vieron crecer profesionalmente? Sus retinas, y su mirada cargada con un cúmulo de nostalgia debe ser la única dueña de su verdad.

Marcó un camino y dejo su selló. Llegó recién recibido, y también recién casado. Durante cinco años Roberto Vicente construyó una imagen imborrable para el Club Atlético Maderense. Oriundo de Pehuajó, siempre se destacó en el básquet, y se lo identificó con Deportivo Argentino, casaca que defendió en varias temporadas, como juvenil y en primera división.

Cuando decidió comenzar la carrera de Educación Física en la ciudad de La Plata, tal vez nunca imagino las cosas que llegarían en lo inmediato. Ser reconocido en Gimnasia Esgrima, pareja, y la oportunidad hacerse cargo de distintas espacialidades deportivas en la localidad de Francisco Madero, luego de haber sido contratado por la institución albiverde, al momento de recibirse.

Llegó con las ansias de trabajar y darle una idea propia a los distintos bagajes teóricos que había adquirido en su formación profesional. Pero rápidamente, junto a su esposa Norma, se ganaron el corazón de los más chicos, y el respeto de la comunidad en su conjunto. Mientras continuo con su tarea en Maderense, siguió dando clases en distintas instituciones educativas del distrito de Pehuajó.
Además de su ejercicio en el club en la formación de nuevos valores en hándbol, básquet y atletismo, colaboró con el equipo colegial de balón cesto, y fue preparador físico del primer equipo de fútbol, junto a Roberto Dirassar.

Su gran paso por media década, hizo que en el marco de los festejos por el cumpleaños Nº 90 del Club Atlético Maderense, se procedió, en un emotivo acto a dejar formalmente establecido que el gimnasio de la institución albiverde se llame Roberto Vicente.
Esa noche, el profesor Vicente, su esposa e hijos, se mostraron profundamente emocionados y agradecidos, además de compartir un momento, con exalumnas, allegados, colegas y amigos. El homenajeado pidió dirigir unas palabras, donde hizo mención a cómo llegó al club, rescatando al profesor Ornat, que fue quien lo recomendó, y a los dirigentes Aldo Maztkin, Roberto Dirassar y Enzo Bucceta, quienes lo fueron a buscar a la ciudad de La Plata, donde cursaba la carrera del profesorado de Educación Física. También, valoró al profesor Carlos Domínguez, a quien consideró “un hermano”, y quien lo llevó a amar el básquet. Durante su oratoria, rescató y agradeció al club por el homenaje, y mencionó que su esposa Norma, es el 50%, más 1%, en todo lo que ha podido hacer. Esa noche culminó con un “partidito” de básquet, como debía ser.

Su vasta carrera como profesor, lo tuvo al frente de miles de jóvenes de nuestro medio, e integrando grupos de trabajo en equipos de fútbol, que alcanzaron campeonatos y puestos de relevancia en el ambiente regional, además de significativos logros en torneos bonaerenses, intercolegiales y nacionales. Deportivo Argentino fue una de las casacas que defendió como profesor, jugador, técnico y preparador físico.
Como formador, como árbitro, despuntando el vicio en algún partido de básquet entre amigos, o como técnico, Vicente, más allá del paso del tiempo, está ligado al deporte en general. Con esa mirada seria para llamar la atención, o con una sonrisa que descomprimía alguna situación tensa, pero siempre con el propósito de educar. El que lo tuvo como profe, sabe que siempre fue un formador. Al que le tocó compartir espacio desde lo lúdico, sabe que rescató al ser humano, al deportista como premisa ineludible para una competencia sana y que honrara la actividad.

Cómo se marcó párrafos arriba, es por eso, que estos renglones son un humilde reconocimiento a un docente que dejó con su rica trayectoria una firma y un selló para siempre en varios chicos que hoy, con su andar de adultos transitan en nuestra ciudad.

Fuente: Diario Noticias