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Se cumplen 9 años de un hecho que quedará grabado para siempre en nuestra liga

 


Una fecha que quedará grabado para siempre para el fútbol local. Luego de 48 años el “albirrojo fue campeón y la tarde que “Gareca” se robó la copa.

Era el tercer partido de una serie final caliente. KDT e Independiente de Bolívar iban en búsqueda del titulo. Cada uno había ganado como local. Todo se cerraba esa tarde en el Alberto Irigoyen.

El ambiente no era el mejor por lo sucedido en cada partido y a la espera de este desempate. 

Domingo 11 de noviembre, la cancha de Defensores del Este sería el lugar donde se conocería a un nuevo campeón de la Liga Pehuajense de Fútbol. Más de 2500 personas se hicieron presente para ver el encuentro desempate.

 Pasada las 16:00 horas salieron los equipos. Primero fue KDT. Los simpatizantes locales llenaron su sector con humo rojo y blanco. Papelitos, muchos trapos y fuegos artificiales. Luego fue el momento del visitante. Humo azul, piroctenia y serpentinas.

 Desde lo futbolístico nada pasaba. Hasta que faltando cinco minutos se dio la jugada que cambió el rumbo del partido. Gonzalo Benítez jugó para atrás con el arquero. Increíblemente, Bruno Suarez la tomó con la mano. Carinci cobró tiro libre indirecto dentro del área. Luego de un toque, Carlos Galeano sacó el remate que dio en la mano de “Leo” López. El colegiado cobró penal y le mostró la tarjeta roja a…Enzo Ruiz.

En el momento y siendo una jugada rápida todos le dimos la derecha al árbitro. Hasta que apareció una foto, equivocadamente se mostró a los protagonistas y las radios salieron a jugar su parte malintencionadamente, buscando ese no sé qué o sí. Los hinchas explotaron y si ya todo estaba encendido por lo que venía ocurriendo en la semana, esto colmó el vaso. A Calzacorta poco le importó y lo cambió por gol.

En el complemento no paso mucho y llegó el final. KDT cotaba una sequia de casi 50 años. Mientras arrancaban los festejos, se desató un escándalo con mayúscula. Empujones, piñas y reproches. 

Hasta que apareció “Gareca”, manoteó la copa y corrió hacia la tribuna visitante, seguido por cientos de hinchas kadetistas. Al llegar al alambrado otra vez se trenzaron a golpes. Mientras la copa había desaparecido y varios hinchas festejando no se habían enterado que paso. 

Las imagenes llegaron a los medios nacionales. Cuando todo se calmó, apareció un dirigente bolivarense avergonzado con la copa hecha añicos. A esa altura, la fiesta de la final había fracasado rotundamente.