Simón, Progreso, el fútbol y más
"El fútbol despierta emociones, a veces irracionales,
que cruzan la frontera entre el amor tribal y el fanatismo". La afirmación
corresponde a un estudio de la Universidad de Coimbra, en Portugal. En términos futboleros, una palabra lo
definiría como pasión.
Es entonces que el amor del enamorado y el amor del
futbolero pueden ser la misma cosa, o indudablemente sea la misma “cosa”.
Ese cariño, esa pasión se traduce en distintas canchas del
mundo, pero hay historias de vida que trascienden. Los colores, la bandera, una
pelota rodando y la adrenalina que se enciende. Miguel Castelo-Branco, uno de
los responsables de la investigación junto a Catalina Duarte y Ricardo Cayolla,
explicaron que “los sistemas neuronales que se activan son muy semejantes al
del amor”.
Pintado de rojo y blanco, con el escudo como estandarte, el
domingo de clásicos, Simón Zapata, fue uno más de sus ídolos. Progreso recibió
a Maderense y el albirrojo festejo en casa. Y Simón festejo como uno más; siendo
parte de sus gladiadores. Por primera vez ingresó a un campo de juego. Por
primera vez, la sonrisa de Simón recibió un halo intenso de brisa con olor a
pasto de cancha.
Simón tiene siete años y tiene Mielomeningocele (un defecto
de nacimiento en el que la columna vertebral y el conducto raquídeo no se
cierran antes del nacimiento) que le impide caminar, por lo que se traslada en
silla de rueda. Ha pasado por intervenciones quirúrgicas con el propósito de
revertir este cuadro. Con ese empuje y
tenacidad, Simón tiene sus pasiones que son dos, o podría ser una misma:
Progreso y el fútbol.
Es así que, en su cumple, la temática se pinto de rojo y
blanco. Nicolas Frediani, jugador de Progreso y Oscar Marego vicepresidente de
la Sub Comisión de Fútbol fueron los encargados de que una casaca albirroja sea
personalizada con el nombre de Simón. Pero,
además, su pasión se extiende de lunes a domingo; participa en la semana y se
hace presente cuando plantel, dirigentes y cuerpo técnico llevan adelante los
trabajos pensando en el domingo.
Y cuando la garganta se hincha gritando gol. Cuando los ojos
se cierran ante un avance rival, cuando la emoción se hace lagrima, Simón es
parte de esas vivencias. En rojo y blanco, pintado a rayas verticales.
Su frenesí por Progreso convirtió a Simón en uno más del
equipo. Ya tiene su camiseta, que lleva impreso su nombre. El domingo ingresó
junto al capitán de su equipo, Darío Carranza, mientras que uno de los
referentes del conjunto de Juan José Paso, Nicolas Frediani, dejo una
definición que todo lo explica (como si los sentimientos pudieran explicarse).
“Simón sabe el nombre de todos. Es fantástico lo que genera ese chico. Le
tenemos un amor increíble.” Ya lo dijo Charly García: “Amor es un poquito más
que hacer el bien”.