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La historia de Eloy Colombano, el “desconocido” que participó de la despedida de Maradona



 El delantero fue uno de los tres juveniles, junto a la Gata Fernández y el Malevo Ferreyra, convocados para el partido en homenaje al Diez que se jugó hace 21 años con dos equipos plagados de estrellas. Surgido de Estudiantes de La Plata, viajó como sparring al Mundial 2002 y luego pasó por la MLS, el Ascenso y el fútbol regional.

Para el futbolero promedio puede ser un total desconocido, pero Eloy Colombano cumplió con lo que han fantaseado miles y miles: haber estado en el encuentro homenaje que significó la despedida del fútbol de Diego Armando Maradona. Aquel 10 de noviembre de 2001, el día de “la pelota no se mancha”, el protagonista en cuestión fue uno de los invitados especiales para ser parte del partido que se disputó en la Bombonera en honor al Diez. Colombano, junto a Gastón Fernández y Osmar Ferreyra, fueron los tres juveniles menores de 18 años convocados para completar el plantel de la Selección Argentina que esa tarde enfrentó a un combinado de estrellas. También resultó el único de los que pisaron el césped esa vez que luego desarrollaría gran parte de su carrera lejos de los flashes.

“Estaba en el Sub 20, era sparring de la Selección mayor que comandaba Marcelo Bielsa y una tarde apareció (José) Pekerman para anunciar que por buen comportamiento, ser buenos compañeros dentro y fuera de la cancha y, básicamente, como un premio, los tres íbamos a ser parte del seleccionado que jugaría el partido. Me tocó ser elegido con ellos dos, que luego tuvieron una trayectoria importante, y para mí fue una alegría enorme haber estado en la despedida del más grande cuando era tan joven”, rememora Colombano, en diálogo con TyCSports.com.

Aquel encuentro homenaje -así lo definió el propio Maradona, que se encargó de aclarar que despedida no era porque, según dijo, nunca se iría del fútbol- se llevó a cabo con un Diego que, a los 41 años, llegaba muy disminuido físicamente. Un mes antes había estado en Colombia, donde se sometió a una artroscopia en su rodilla izquierda y para ese entonces ya se había instalado en Cuba con el fin de comenzar el tratamiento por su adicción a la cocaína tras haber estado al borde de la muerte en Punta del Este, a inicios del año anterior.

Aún así, 50 mil personas se congregaron en la Bombonera para rendirle tributo a su ídolo, cuyo último partido oficial databa del 25 de octubre de 1997, en un clásico que Boca le ganó a River por 2-1 y en el que el astro solo disputó los primeros 45 minutos.

El día de su despedida, Maradona jugó con la camiseta de la Selección Argentina y luego con la del Xeneize. El elenco nacional, reforzado con los juveniles entre los que se encontraba Colombano, contó con el plantel de ese entonces que estaba compuesto por figuras como Roberto Ayala, Juan Pablo Sorín, Juan Sebastián Verón, Pablo Aimar y Claudio López, entre otros. En la vereda de enfrente, leyendas como Carlos Valderrama, Enzo Francescoli, Davor Suker, Hristo Stoichkov, y hasta un juvenil Juan Román Riquelme, conformaron el combinado de resto del mundo que dirigió Alfio Basile.

En la previa, todos ellos se conmovieron en el vestuario cuando Maradona les dedicó unas palabras. “Les agradezco el haber estado acá. Esto es impagable. Los quiero mucho. A todos. A cada uno de ustedes. A los que conozco bien y a los que no tanto. Es importantísimo para mí el haber compartido esto con ustedes. Mil gracias por estar conmigo. Por compartir uno de los días más importantes de mi vida, y seguramente uno de esos que nunca olvidaré”, les dijo Diego minutos antes de saltar al césped, según consignó una crónica del diario Clarín del día posterior.

“En ese partido fui uno más. Aún conservo la camiseta N° 29 con mi nombre estampado y firmada por Diego en la parte delantera. Tengo muy presente aquella tarde en la que me cambié a la par de Maradona y de los jugadores de la Selección que en ese momento eran todos estrellas. Fue muy lindo y quizás, como era tan joven, recién fui cayendo con el paso de los años de lo que había vivido, añade Colombano.

Delantero nacido el 15 de junio de 1983 en Pehuajó, al oeste de la provincia de Buenos Aires, Colombano, que en esa época era uno de los valores importantes de las inferiores de Estudiantes de La Plata e integraba los seleccionados juveniles, fue parte de la fiesta que el fútbol argentino le dedicó a su mayor ídolo. Aunque solo le faltó tener minutos en cancha, ya que cuando tanto él, como Fernández y Ferreyra se preparaban para ingresar, en el cielo comenzaron a estallar los fuegos artificiales y el partido se interrumpió para que Maradona fuera llevado en andas mientras lloraba, ante una multitud que lo ovacionaba. Luego de la reanudación solo hubo tiempo para más goles y hasta un penal con el que Diego cerró la jornada y decretó el 6-3 final a favor de la Albiceleste.

Más tarde sería el tiempo del discurso inolvidable del Diez en el que habló de ese día como “la emoción más grande” de su vida después del nacimiento de sus hijas Dalma y Gianinna, le agradeció al fútbol por ser “el deporte más lindo y más sano del mundo” y dejó sellada una de las frases más épicas de su carrera: "Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha".

Para Colombano, quien hoy trabaja como entrenador de inferiores en el club Polideportivo de Gonnet, “Maradona fue un grande”. “Siempre lo admiré y creo que dejó una enseñanza para los chicos porque demuestra que incluso peleando desde muy abajo, saliendo de un lugar humilde, se pueden lograr cosas”, asegura. “Después, con su vida privada cada uno hace lo que quiere. Yo lo recuerdo como un excelente futbolista y una gran persona”, aclara.

Más allá de aquel día inolvidable, la carrera de Colombano continuó en distintos clubes del Ascenso argentino e incluso en el exterior. Después de haber comenzado a jugar en el club KDT de su ciudad natal, pasó por Atlético Villegas, de la localidad a la que su familia se mudó cuando era muy chico, y se sumó a la pensión del Pincha, en donde se terminó de formar y llegó a debutar el 23 de septiembre de 2001, en una victoria ante Rosario Central, de la mano de Néstor Craviotto. Allí también fue dirigido por Carlos Salvador Bilardo“Le tenía mucho respeto porque era un emblema del fútbol. Pero lo que más destaco de esa etapa fue todas las enseñanzas que me dejó. Era un adelantado”, resume acerca del Doctor.

Tiempo después, el protagonista de esta historia se fue a préstamo a Defensa y Justicia, que en ese entonces disputaba el Nacional B, pero su carrera dio un vuelco a partir de un amistoso que jugó con el Halcón ante Kansas City Wizards, equipo fundador de la Major Soccer League (MLS) de Estados Unidos. En ese encuentro de pretemporada, Colombano captó la atención de los norteamericanos que lo ficharon en 2007 y compartió equipo con el Piojo López, uno de sus compañeros el día del homenaje al Diez.

En ese momento la liga recién arrancaba, había solo dos o tres estrellas y no se pagaba lo mismo que ahora. Pero ya era un torneo muy competitivo que de a poco se empezaba a armar. Recuerdo que me tocó enfrentar a figuras como Juan Pablo Ángel, David Beckham y Cuauhtémoc Blanco, jugadores consagrados que llegaron para elevar el nivel, analiza.

Luego de aquella experiencia, Colombano regresó al país y su trayectoria se desarrolló por equipos del Ascenso como UAI Urquiza, Atlanta, Cambaceres y Berazategui, entre otros. En los últimos años, jugó en el fútbol regional en clubes de Pehuajó y Villegas, y actualmente sigue en actividad ya que es parte del equipo Sénior de Estudiantes de la Plata y hasta fue convocado al del seleccionado nacional“Creo que hice una carrera muy buena y linda, con algunos aciertos y errores, como le sucede a cualquier ser humano en la vida, pero no me arrepiento. He sido campeón con UAI Urquiza, jugué en el exterior que es con lo que la mayoría sueña, por más que no haya sido en Europa. También debuté en la Primera de Estudiantes, un club que fue campeón del mundo, y pasé por instituciones grandes del Ascenso. Estoy muy conforme y no me arrepiento para nada”, explica.

La experiencia como sparring en el Mundial de Corea-Japón 2002

Al ser parte de los seleccionados juveniles, Colombano fue uno de los elegidos para ser sparring del seleccionado argentino que disputó el Mundial de Corea-Japón 2002 de la mano de Marcelo Bielsa. “Formé parte de varios procesos en la Selección. Pasé por la Sub 17, el Sub 20 y terminé viviendo un Mundial desde adentro, con la adrenalina que eso implica. Para mí significó una experiencia impresionante, aunque obviamente que no se llegó al objetivo final que era ganarlo. Fue un Mundial bastante raro, porque nos volvimos en la primera rueda con un equipo que ganó las Eliminatorias de punta a punta y que estaba plagado de figuras. Pero el fútbol tiene esas cosas, podés contar con los mejores jugadores pero quizás no llegan bien al Mundial y te pasa eso. Yo lo disfruté y aprendí muchísimo”, concluye.

Fuente: TyC Sports , Fernando Bajo