LPF-Final: Minuto 91

A pesar de coincidir con el horario del superclásico del fútbol argentino entre River Plate y Boca Junior, el primer partido final de campeonato de Primera división "Héroes de Malvinas" que organiza la Liga Pehuajense de Fútbol entre KDT e Independiente de Bolívar, el pasado domingo, en la cancha de Calaveras, fue seguido de cerca por una verdadera multitud.

Lamentablemente, el tiempo no acompañó, tal como viene ocurriendo los últimos domingos, pero la lluvia que se hizo presente fue escaza y los espectadores, si bien se mojaron algo, pudieron soportar el mal clima y seguir las alternativas del partido, junto con su ilusión, pegados al alambre olímpico.

Ambas hinchadas, más allá de que pudo observarse a simpatizantes de todos los clubes de la ciudad y la región, como siempre ocurre en cada final Liguista, regalaron un gran colorido en la salida de ambos equipos. Los finalistas salieron al campo de juego prácticamente al mismo tiempo y fue allí cuando se desató la fiesta de un lado y del otro. Los locales recibieron a su equipo con fuegos artificiales, repiqueteo de bombos y banderas. En tanto que el buen número de hinchas que se llegó desde Bolívar -varios lo hicieron en un colectivo- optó por las bengalas de colores, las que tampoco faltaron en la parcialidad local, y también exhibieron sus banderas azules. De esta manera, el rojo y el blanco se confundieron con el azul, en la previa a la gran contienda.

Otro gesto digno de destacar fue el saludo y posterior foto entre los técnicos Patricio Carrica y Gastón Irastroza. El primero de ellos, de una dilatada y exitosa carrera como futbolista, dejó los micrófonos de la radio para dirigir por primera vez. Tras una muy buena campaña, que siempre tuvo a su equipo arriba en los guarismos, depositó a KDT por tercer año consecutivo en una final. Mientras que el segundo es un referente del fútbol de la vecina ciudad y del club indio, que hizo historia, dado que metió por primera vez desde que nos visitan a un equipo bolivarense en la final del Liguista pehuajense.

Todo esto en el marco de una final para elogiar y destacar en cuanto al comportamiento de las hinchadas y el público en general, resultando todo un éxito la organización y el operativo de seguridad. Dado que, como se viene haciendo en los últimos cotejos, el público local debe esperar unos quince minutos hasta que se retiren los visitantes, para luego abandonar la cancha. Otro dato para destacar fue que la Policía cortó por unos minutos el tránsito de la Ruta Nacional 226, hasta que se retiró la totalidad de los espectadores.

Los protagonistas también colaboraron desde el campo de juego, haciendo más fácil la tarea de Guilermo Bartolomé, el encargado de impartir justicia, de buena actuación en este primer chico. En definitiva, fue un verdadero ejemplo de convivencia del fútbol regional, ya que hacía mucho tiempo -desde que Atlético Carlos Casares salió campeón- no se medían en una final dos equipos de dos ciudades importantes, como lo son Bolívar y Pehuajó. Esperemos que la experiencia se repita en la revancha.

Metiéndonos en el plano futbolístico hay que destacar la actuación de KDT, ya que fue superior a su rival en todo el partido, más allá que cuando ganaba dos a cero y estaba todo dicho, el gol del descuento en tiempo cumplido hizo que sufriera más de la cuenta antes del pitazo final. Es que Bartolomé había adicionado seis minutos y mientras los indios fueron por la hazaña, el local pudo aumentar en el marcador aprovechando los contragolpes.

El primer gol, más que merecido por lo visto en el primer teimpo, llegó a los cuarenta y cinco minutos de la primera etapa, cuando una verdadera caballería albirroja fue a buscar una pelota aérea en territorio de Suárez. El tiro libre ejecutado desde la derecha sobró a todos, menos a Lucas Fernández, que metió un soberbio cabezazo para empezar a festejar la obtención del primer partido final.

El segundo fue una muestra clara, como indica el manual, de cómo aprovechar un contragolpe. Con todo Bolívar en campo de juego local, Fernández se escapó tras una larga carrera, descargó con uno de sus socios -Hidalgo- hacia la derecha, y el otro delantero kadetista se la devolvió para que el goleador defina con tiro bajo, cuando promediaba el complemento.

El gol de Independiente de Bolívar llegó a los cuarenta y cinco minutos del segundo tiempo y no hubo tiempo para más. Carrica rechazó corto, Enzo Ruiz le dio al arco y la pelota se desvió en Mateos -que estaba en el piso- para descolocar al ingresado Lucas Frías.

Un párrafo aparte merece la figura del partido, Lucas Fernández. Es un jugador que ya tiene varias finales y campeonatos en la Liga Pehuajense de Fútbol, y que ha brillado en el fútbol del Ascenso de la mano de Villa San Carlos.
Nacido en la cantera de Deportivo Argentino, jugó en sus Inferiores hasta gritar campeón en el año 1997, a muy corta edad, y con el club de sus amores, tras alcanzar el subcampeonato en año anterior.

Luego emigró a Villa San Carlos (Beriso- La Plata) donde jugó varias temporadas y consiguió el ascenso a otra categoría. Desde que volvió a la Liga Pehuajense de Fútbol, allá por el año 2004, anotó más de 140 goles aproximadamente, vistiendo las camisetas de Deportivo Argentino nuevamente, Atlético Mones Cazón, Defensores del Este y Estudiantes Unidos. Entre otros logros, gritó campeón con Atlético Mones Cazón en el 2008 y volvió a hacerlo con Deportivo en 2009. Fue subcampeón en los años 2004 y 2005, con Deportivo, y semifinalista con Defensores en 2006 y Atlético Mones Cazón en 2007.

Pero Fernández no fue el único que se destacó en este primer partido de la final, dado que Juan Carrica -quien también supo jugar en el fútbol del Ascenso- fue uno de los pilares de KDT. Dueño de su área, transmite seguridad, ordena a su equipo, lo empuja hacia arriba y posee una gran pegada. A todo esto hay que sumarle que siempre llega a tiempo, gana abajo y arriba y tiene una elegancia enorme para jugar. Son muchos atributos como para que pueda pasar desapercibido en el campo de juego.

Otro que es un termómetro en el mediocampo y que hace el gran sacrificio (o trabajo sucio como le llaman algunos) es Juan Martínez. Es el volante central que todos quisieran tener, ya que es muy firme en la marca y además tiene una gran estilo para salir jugando. A quien claro está se les suman otros como Renzo Hidalgo y Facundo Iriarte en la ofensiva. Carloncho Galeano, Diego Funes y Marcelino Calzacorta, todos de muy buen pie; entre otros.

Fuente: Diario Noticias