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Un drama hecho pelota: fútbol infantil, ¿trabajo o diversión?



Desde siempre se habló de la presión que los padres pueden poner a sus hijos para que triunfen en el deporte.

El fútbol no queda ajeno a esto y Canal 26 realizó un informe especial para conocer a fondo porqué un chico que empieza jugando por diversión, termina convirtiendo al fútbol en un trabajo.

Pensar en el fútbol, llegar lejos, conseguir plata, vivir para toda la vida. Debe ser una diversión, un juego, pero muchos ahora lo viven como una profesión. El fútbol infantil, ¿qué debe ser, diversión o trabajo?

Canal 26 se puso como objetivo conocer qué sucede con estas actividades y porqué los chicos terminan siendo una especia de chivos expiatorios de sus padres.

Para tratar de conocer a fondo esta situación que se da con los adolescentes Ana María Dubaniewicz, psicóloga, dice: “A medida que va avanzando el tiempo y el chico va creciendo los padres van viendo, sobre todo si son muy humildes, si se pueden salvar. El chico empieza a sentir el peso y la responsabilidad de lograr ese trabajo, que comenzó siendo un deporte, una diversión”.

El fenómeno de las escuelas de fútbol en la Argentina es algo que crece constantemente y está lleno de profesores que prometen llevar a los chicos a lo más alto del fútbol para ser una estrella. Pocas veces se cumple.

Leandro Paredes, de la séptima de Boca, dice: “Arranqué a los 3 años, con chicos más grandes que yo. Llevé a mi hermana y a mi primo a jugar a un club de barrio, a mi no me gustaba correr atrás de la pelota y así arranqué”. Y parecidos son los testimonios de todos los chicos que pasan por las escuelas infantiles y cuentan cómo fue su acercamiento al deporte.

Ana María agrega: “Los chicos van tomándole amor al deporte y están estimulados por la familia y la sociedad. El tema es que muchas veces hay familias en las que los hombres arrastran una nostalgia de no haber podido ser jugadores. El problema es cuando el mandato de esos papás o familiares masculinos es muy pesado, comienzan a sobrecargar la exigencia. El chiquito no sólo puede jugar, sino que además debe ganar”.

Ramón Maddoni, de las inferiores de Boca, comenta al respecto: “Me pasó de casos de jugadores que se fueron a España o Italia, y yo creo que los padres se equivocan porque son muy chicos y eso constituye un problema familiar muy grande” .

La conclusión es que el 70 por ciento de todos los chicos que comienzan a hacer una actividad pensando en que podría ser definitiva, terminan abandonando el fútbol a los 14 años, demostrando que pocos son los que llegan y hay que prepararse para afrontar la vida de otra manera.

Fuente: http://www.26noticias.com.ar