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¿Qué es de la vida de…? Paolo Rossi



Inauguramos una nueva sección en la web. Será todos los lunes, miércoles y viernes. En esta ocasión, será saber que es de la vida de jugadores que han pasado por la Liga Pehuajense de Fútbol años atrás. Hoy es el turno de conocer que es la vida de Paolo Rossi.

En 2007, el olavarriense Paolo Rossi tuvo su bautismo en la Liga Pehuajense de Fútbol. Jugó en Estudiantes Unidos y Juventud Unida. Logró un título y un subcampeonato con el albinegro

El volante de 39 años, está casado con Romina. De los cuales tiene dos hijos, Uriel de 12 años y Pilar de diez. Sus dos fans de toda la vida, su madre Hilda y su hermana Ileana. Es tío de Julia, de la cual es el padrino. Además de jugar al fútbol trabaja en un transporte de carga en general.
Su primer y único trabajo que conserva desde 2006.

Su nombre es igual al del astro italiano y que fuera la figura de su selección campeón del mundo en 1982. Dos goles más en la semifinal ante Polonia y otro en la final frente a Alemania sirvieron para construir el monumento nacional al jugador en Italia… “Mi viejo ni la puta idea tenia de que era una pelota. Pero fue un visionario. Yo nací en el 81 y mi papá me puso Paolo Rossi. El jugador explotó en el 82. Decir mi nombre y que te pregunten que sos de del futbolista italiano. Hoy los pibes no me preguntan ninguno. No saben quién es. (Risas)

Comenzó en Racing, tuvo su paso por Coronel Dorrego, Pehuajó y después regresó a Olavarría, donde jugó en Loma Negra y en Estudiantes de Olavarría, donde estuvo cinco años y salió campeón en tres oportunidades. En 2016, tuvo la rotura del ligamento cruzado y menisco, “Pensé ahí que se había finalizado mi etapa con el futbol. Pero la recuperación fue buena y se me dio la posibilidad de jugar en Racing por un amigo. Pude volver después de quince años”. Este año tenía todo pactado para jugar en San Martín de Sierras Bayas. Seguir despuntando el vicio y estar dentro de un campo de juego.

Al hablar de Estudiantes Unidos y su paso por nuestra liga es toda nostalgia. El entrenador Daniel Torrisi fue quien le hizo el contacto para llegar a nuestra ciudad. Nunca imagino que iba a comenzar uno de sus mejores pasos de su carrera. Se acuerda desde su primer minuto y lo cuenta como si hubiera sido ayer. En realidad, pasaron trece años…“Estaba “Chiqui” Cignoli de técnico. Llego una tarde y fuimos a hacer fútbol. Me dice ¿Vas por izquierda? ¿Vos sos carrilero? Yo le digo, soy carrilero con ida y poca vuelta. (Risas) Ya en esos dos minutos, todos se empezaron a cagar de risa. Nunca pase un mal momento en el Club”

Se pone a charlar y no hay cortes. Se acuerda de las bromas de David Cadorin, de las charlas con Esteban Herrero y cuando hacia enojar a Javier Amoroso en los partidos. Su tono de voz tiene un énfasis de ese que tiene cuando fuiste feliz en un lugar. A pesar de que tuvo un inicio complicado…”Cuando puedo empezar a jugar porque tuve que cumplir una suspensión, empatamos dos partidos y nos comimos cuatro con Atlético MC. Me llamaron y me dijeron que ya estaba. Quien me llevó me dijo que él se iba, porque el “Chiqui” se iba. Se comunicaron Maroño y Massola. Me dijeron que iban a quedar mal con los jugadores que habían traído y que iban a terminar el torneo. Todos creían que culminaría rápido el año. (Risas) Empezamos a ganar y a ganar. Llegamos a la última fecha y siempre pasábamos sufriendo. Íbamos de puntos y siempre resucitábamos.

En su narración empiezan a aparecer nombres que fueron parte y sigue contando recuerdos que parecen inagotables. Esos que en su memoria no se pierden y sus retinas regresan a esa época… “Me acuerdo siempre salir de Olavarría ocho de la mañana, llegar al Club y empezar a saludar a todos. A Néstor que estaba atrás de la barra. Llegar a la sede y ver a la gente que iba al Club a vivir el partido desde temprano. A “Micho”, Samuel, Villemur, Nascroile, “Turco” Yabor, “Chirolo” Samaniego, el papa de “Fede” Tom. Era gente que estaba siempre. Reynold, Maroño, Cristina, Massola. Seguramente habían aportado mucho para que estemos bien y cómodo. Un plato de comida, una merienda o una cena. O a veces para dormir. El partido arrancaba en la sede. “Nico” Ledesma, un fenómeno. Con Bruno Orso de ayudante. Esas cosas no se olvidan más. Pablo Castillo que siempre estaba. Me acuerdo de mucha gente. El partido arrancaba a las diez de la mañana, con el desayuno y la charla del “Tio”.

Pero no puede pasar por alto. Se acuerda cada instaste de aquel domingo caluroso de diciembre que le dio el título al Club luego de 19 años. “Me acuerdo que la cancha explotaba. El “Negrito” Gómez lloraba. Los abrazos con Pancho (Denuncio) y con el “Tío” (Iglesias). Con todos los chicos. Con Javier (Amoroso), David (Cadorín), Enzo (López), Lucho (Gentili). Te voy contando y me voy acordando. Marco Cignoli, Matías Inchauspe, Orso, Eduardo Díaz, Los hermanos Rojas, “Fede” Tom, el “Poli” (Martínez) un fenómeno, “Tito” Peña, Bernardo “Peña”, Esteban Herrera y “Poroto” Prieto Dar la vuelta y que la gente te aplauda. La caravana que se hizo hasta llegar a Pehuajó fue inolvidable. Me acuerdo y se me pone la piel de gallina”

A pesar de que paso un poco más de una década y que el retiro de la actividad está cerca, no cierra la puerta de volver. Es un sueño y son sus ganas, más que una realidad. “A los 39 años y como estoy, podría tener una luz de esperanza. Es uno de los clubes que más satisfacciones y amigos obtuve. Sería muy lindo. Soy consciente de que Bernardo tiene una idea de juego y muchos chicos del Club que están haciendo bien las cosas”

El día que “cuelgue” los botines, su relación con el fútbol finalizara y no estará más pisando un vestuario... “Cuando no juegue más, voy a estar con el equipo de mate, con mi señora y mi hija viendo a mi hijo. Veo que ser entrenador es muy duro. Tenes que tener la mente muy fría. He visto que muchas amistades se rompen. A mí lo que más me importa es la amistad”