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LPF: Nuevamente el fútbol quedó de lado



El escándalo tiñó nuevamente un espectáculo futbolístico. Ayer, en el predio La Victoria, Empleados de Comercio se midió ante Defensores del Este. El encuentro terminó con igualdad 1 a 1, pero el resultado quedó en un segundo plano. Omar Sosa, para el visitante, abrió el marcador y Julio Zorrilla, de penal, empató sobre el final para el "gallego". En el segundo tiempo, el partido estuvo detenido durante 10 minutos. Escaramuzas, invasión de campo y disturbios generalizados rubricaron un final bochornoso.


A pesar de todo, se jugó un partido de fútbol. Empleados venía golpeado y debía ganar para encausar su presente. Defensores, siempre protagonista de la LPF, no sería un rival accesible. Las acciones comenzaron con el local imponiendo condiciones. Los de Luciano Villarreal manejaron la pelota buscando abrir el marcador. Buenas sociedades entre Navarro, Díaz e Ibáñez no se tradujeron en el score. Los minutos pasaban y Empleados hacía circular la pelota; Defensores, claramente parado de contra, intentaba ensanchar la cancha con Mayoz y Cignoli. El tiempo corría y no había situaciones netas. Sobre el final, se vivieron las emociones. A los 40 minutos, Ignacio Díaz centró una pelota al corazón del área chica y Cristian Navarro, de taco, no pudo abrir el marcador. Una situación clarísima, que generó la incredulidad del banco "gallego". Para colmo de males, la pelota salió rápido por la izquierda y terminó en un centro medido. Omar Sosa, con un soberbio cabezazo, mandó la pelota al fondo del arco. 1 a 0 para la visita, que maximizó su única chance en la primera parte.



El complemento comenzó con la misma postura: Empleados se lanzó con todo por el empate y Defensores siguió especulando. Un remate de Ramón Ibáñez y muchos centros fueron lo más destacado del "gallego". Los minutos corrían y el empate no llegaba. Ingresaron Salazar, Aristondo y Sierra, con la intención de sumar peso ofensivo en el local. Por los treinta, Salazar tuvo un mano a mano que tapó brillantemente Gentili. Empleados era más y no podía convertir. A los 37´ llegaría la acción que desnaturalizó el encuentro. El recientemente ingresado Lucas Sadobe acusó un golpe de Ignacio Díaz y se desplomó en su área. Esa situación generó un escándalo: los hinchas de Defensores rompieron el alambrado e intentaron ingresar al campo de juego. Ante ese panorama, algunos simpatizantes de Empleados de Comercio invadieron la cancha y se vivieron momentos de tensión. El fútbol daba paso a la violencia; el disturbio no se detenía: empujones, insultos y la sensación de que el partido se suspendía. Alejandro Berruti, que hasta ese momento pasó desapercibido, expulsó a Díaz y se convirtió en el centro de los reclamos. Tuvo que pasar bastante tiempo hasta que una calma aparente se apoderara de la escena y se volviera a jugar al fútbol. En medio de un ambiente cada vez más espeso, Berruti nuevamente fue protagonista: a los 47´cobró penal para Empleados. Ezequiel Lenaín tocó la pelota con la mano y el árbitro no dudó.


Zorrilla cambió el penal por gol para decretar la igualdad. El partido era un caldo de cultivo para la violencia, fue así que Maximiliano Mayoz golpeó a Julio Zorrilla sin pelota, lo que le provocó un corte en el rostro al defensor albirrojo. Berruti no lo vio y luego expulsó al jugador de Defensores por una falta menor en la mitad de la cancha. Pitazo final y empujones, insultos y pasadas de factura.

El partido terminó en escándalo, con efectivos policiales por doquier y una sensación amarga. En lo que respecta a lo deportivo, Empleados pudo rescatar un punto, en un encuentro que se le planteó muy complicado. Al margen de lo deportivo hay que decir que estos espectáculos no le hacen bien al fútbol bolivarense. Culpas compartidas y la histeria hecha realidad en un campo de juego. Es tiempo de comenzar a ver errores y aprender de ellos; si no, el fútbol de nuestra ciudad siempre navegará en la mediocridad.

Fuente: Pablo Pequi Diario la Mañana